Dos disparos

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Nuevamente Martin Rejtman aprovecha el absurdo y la ironía para hablar de un estado de época en "Dos Disparos" (Argentina, 2014) un filme intimista, digresivo y cansino sobre las relaciones y vínculos sociales.
Mariano (Rafael Federman) es un joven que pasa sus días del verano entre salidas nocturnas, cortar el césped de su jardín, nadar en la pileta y practicar la flauta, si ningún otro objetivo más en la vida.
A partir del mismo aburrimiento de su rutina un hecho fortuito, el que da nombre al filme, lo colocara en el centro de la escena cuando su madre (Susana Pampin), su hermano (Benjamin Cohelo) y sus vínculos comiencen a tener otra visión sobre el y el hecho que cometió.
Rejtman habla de la soledad en el vínculo, algo que mas allá de los lazos que unen a los seres pueden generar un vacío y un desconocimiento sobre el otro aun mayor que si se tratara de un extraño.
A Mariano (Federman) nadie lo conoce, y mucho menos su familia, que con su madre a la cabeza buscara controlar al joven para evitar que nuevamente intente suicidarse.
La madre no duerme, tiene a un extraño en su casa y lo quiere lejos, al igual que esa vieja arma que disparo dos veces en el cuerpo de su hijo, o los cuchillos, que intentara desaparecer a toda costa de la vivienda.
Martin Rejtman nuevamente genera un discurso basado en obsesiones de los personajes (la flauta, los cuchillos, la comida, el césped) y desencuentros (entre su hermano y la cajera de la hamburguesería por ejemplo) que en algunos casos pueden llegar a acercar, como en el caso de la madre y la profesora de flauta de Mariano.
En ese encuentro fortuito además el filme abrirá una nueva narración. Un viaje de desconocidas a la costa que terminará en situaciones ridículas en las que se toparán con el ex marido de una, su actual pareja y dos personajes que viven a su manera alejados de todo (de antología el chiste de la pizza).
Entre las dos partes Mariano será el vinculo de unión, pero en cada una predominara una idea sobre el universo opuesto al otro (juventud/madurez, organización/desestructuración, libertad/encierro) y en cada parte habrá personajes que intenten doblegar las intenciones del otro aun estos ni siquiera lo manifiesten.
"Dos Disparos" reflexiona sobre sus protagonistas y los enmarca en espacios cerrados, oclusivos, oscuros, excepto cuando los quiere liberar y ahí los muestra al aire libre o, como en la escena inicial, en lugares para bailar en los que el desenfreno es la contraparte de la inercia de los personajes.
Al igual que en sus anteriores largometrajes Rejtman construye un microuniverso que destruye el costumbrismo para elevarlo a una categoría diferente y que además profundiza sobre sus personalidades mostrándolos dubitativos (con planos detalles) y atentos a que la nada signifique algo.