Dos días, una noche

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Pobre contra pobres

La historia es simple. Luego de una breve internación por su síntoma depresivo, Sandra (Marion Cotillard) es notificada de que la suspenderán en la fábrica donde trabaja por exceso de personal. La única forma de mantener el puesto es convencer a sus compañeros de que resignen su bono anual por horas extras. La compañía, en suma, destinaría ese dinero, obtenido en legítimo derecho por los trabajadores, para mantener el puesto de una asalariada. Y el fallo se decide en una votación. En el lapso de dos días, entonces, Sandra deberá visitar personalmente a cada uno de ellos para rogarles que desistan del bono, para poder seguir trabajando. Algunos la atenderán a regañadientes, otros desearán golpearla. Es una lucha de pobres contra pobres, avalada y hasta alentada por la empresa, que los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne convierten en el thriller más angustiante de la semana. Los belgas son expertos en crear pequeñas obras de arte con relatos cotidianos, y Dos días, una noche puede contarse entre las más logradas.