Crímenes y virtudes

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

En “Crímenes y Virtudes” (2015) Tim Blake Nelson apuesta a jugar con la narración coral y con el flashback para construir un desgarrador relato sobre las relaciones humanas, aquello que se dice, y aquello que no se dice también.
Cuando un profesor universitario ve cómo su futuro es modificado a partir de la conexión con el resto de los seres que lo rodean, nada lo haría pensar que justamente ese entorno verá inevitablemente su dolor y su retraimiento.
Porque justamente tras el hecho desencadenante de todo, las historias se entrecruzan, conformando un espiral de sentimientos y emociones que nunca termina por cerrarse, ni siquiera al final.
Blake Nelson es un realizador que configura sus relatos desde una mirada detallista, en la que no importa tanto el tempo narrativo, sino que prima la solidez de los diálogos y las situaciones que presenta delante de la pantalla.
Así, asistiremos a una serie de situaciones que podrían haber lindado el trazo grueso, si es que así lo hubiese preferido, pero no, su decisión de empoderar a los personajes, gratamente, potencia la propuesta.
Si el profesor universitario decide que el retiro es aquello que puede sumar aún más afecto al vínculo con su mujer, a quien le regala flores cada viernes, el hijo de éste ve como su vida puede cambiar al someterse su mujer a una intervención quirúrgica para extirparle un tumor.
Y entre esos hechos, de los cuales sólo mencioné dos, la habilidad del guión consiste en ir desasnando cada parte del cuento sin afectar al resto de las historias, pero deteniéndose en aquellas que narrativamente pueden funcionar mejor.
El título local refiere un poco también a aquellas cuestiones que dentro del seno familiar suceden, y que muchas veces no se ven puertas afuera más que cuando el conflicto deja de implosionar dentro de la casa.
Por eso “Crímenes y Virtudes” bien podría haber sido otro tipo de relato, pero el director, al ponerse delante y detrás de la cámara, suma su experiencia en films con grandes realizadores y eso se nota porque hay una mirada particular y a la vez universal sobre los conflictos.
Hacia el final la película va perdiendo consistencia, y cuando la tragedia empieza a reclamar su lugar en la propuesta, es en donde todo parece precipitado y derivado en otra cosa, diferente a la propuesta inicial.
La participación de Glenn Close, tan precisa en los pocos segundos en los que actúa, como el resto del elenco, un actor mejor que otro, un seleccionado único de talento que incluye a Nelson, Kristen Stewart, Corey Stol, Sam Waterston, entre otros y que sostienen con habilidad la trama.
“Crímenes y Virtudes” podría haber sido un gran filme, pero se queda con algunas inconsistencias y caprichos narrativos que atentan contra el total, igualmente, así y todo, sus ideas son bienvenidas para la cartelera de estrenos.