Creed: corazón de campeón

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

Rocky Balboa está de regreso, esta vez, para hacer el paso de antorcha a una nueva generación de héroes pugilísticos. Stallone sabe que ya está grande para este juego, pero se acomoda con gracia y nostalgia, en este reboot/secuela que hará las delicias de los amantes del género deportivo.
Admitámoslo, los héroes de acción ochenteros se pusieron grandes. Así lo demuestra Harrison Ford en “Star Wars: El Despertar de la Fuerza” (Star Wars: The Force Awakems, 2015) y, por supuesto, Sylvester Stallone en “Creed: Corazón de Campeón” (Creed, 2015). Pero a diferencia de, por ejemplo, Arnold Schwarzenegger, estos dos saben como envejecer “cinematográficamente” con gracia (perdón Arnie) y encontrar la mejor forma de encajar en un universo que quedó en el pasado y ahora les pertenece a medias.
A no confundir, Han Solo y Rocky Balboa son personajes indiscutidos de la historia del séptimo arte y de la cultura popular, pero las sagas que los hicieron tan famosos están mutando y dejándoles el lugar a figuras más jóvenes (y diversas) que le harán honor a su buen nombre.
Es el caso de Michael B. Jordan que, acá, trata de dejar atrás el bochorno de “Los 4 Fantásticos” (Fantastic Four, 2015) y vuelve a hacer equipo con el director y guionista de “Fruitvale Station” (2013) -drama independiente que los puso a ambos en el tablero-, para ponerse en la piel de Adonis Johnson Creed, hijo no reconocido de Apollo, aquel viejo rival y amigo del “Semental Italiano”.
Esta es su historia. La historia de un joven que no conoció a su papá y, que tras la muerte de su madre, pasó de familia en familia, terminando en un reformatorio juvenil descargando sus frustraciones y su ira a puño limpio. De allí lo rescata Mary Anne Creed (Phylicia Rashad), viuda del campeón que decide convertirse en su única familia.
Adonis crece con lujos, un buen trabajo y el amor de una mamá adoptiva, pero hay algo en su sangre que lo empuja a involucrarse en peleas amateurs y soñar con una carrera de boxeador profesional.
A diferencia de la mayoría de las películas de este género, el joven Johnson no lucha por necesidades económicas. Hay algo más fuerte que lo impulsa y es la pasión por el deporte. No conoció a su progenitor, pero el apellido y el legado de Creed le pesa en los hombros y tiene que hacer algo al respecto.
A pesar de las objeciones de Mary Anne, Adonis abandona Los Ángeles rumbo a Filadelfia con un solo propósito: buscar la ayuda, los consejos y el patrocinio de Rocky Balboa (Stallone), la persona que mejor conoció a su padre.
Alejado del mundo del boxeo y dedicado a full a su restaurante, en un principio Rocky se niega rotundamente, hasta que ve la dedicación del muchacho que quiere llegar a la cima por sus propios méritos, sin utilizar los “beneficios” que le da su apellido.
Desde ahí, “Creed” se transforma en la típica película que muestra la relación discípulo-mentor con algún que otro tropiezo por el camino, los primeros éxitos, los fracasos, y la infaltable relación amorosa. Coogler es un director casi debutante, pero sabe muy bien como apelar a la nostalgia sin caer en lo repetitivo ni en los lugares comunes, además de demostrar una maestría sin igual a la hora de presentarnos cada uno de los combates sobre el ring. Sobre todo, un plano secuencia en particular, que quita el aliento.
Este rebbot/secuela no nos trae nada nuevo desde lo narrativo, pero eso no es malo. La historia se ciñe a los parámetros más clásicos del subgénero pugilístico, mostrando grandes escenas de acción y la tensión que traen aparejadas, el espíritu de superación, y lo más importante, la relación entre estos dos individuos tan diferentes, pero unidos por una historia en común.

Un muchachito en busca de un mentor y esa figura paterna que nunca tuvo. Un hombre que puede revivir sus días de gloria a través de la sangre joven de alguien que lo idolatra, y una trama que apela, principalmente, al paso del tiempo y la nostalgia cinematográfica que funciona a la perfección. Muy bien filmada, muy bien actuada y hasta Sly (que entiende que debe dar un paso al costado) logra arrancarnos algún lagrimón.
Dirección: Ryan Coogler
Guión: Ryan Coogler, Aaron Covington
Elenco: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rashad, Andre Ward, Tony Bellew, Ritchie Coster, Graham McTavish, Malik Bazille.