Creed: corazón de campeón

Crítica de Alexis Puig - Infobae

Creed: corazón de campeón retrata la historia de Adonis, el hijo del famoso pugilista Apollo Creed, un joven que quiere triunfar en el mundo del boxeo y para eso decide convencer al retirado Rocky Balboa para que se transforme en su entrenador y lo ayude a conseguir el cinturón de campeón. Esta emocionante séptima película de la saga de Rocky, se encuentra entre lo mejor de toda la serie, a la altura de la primera entrega. Plagada de homenajes y guiños para los fanáticos de la franquicia, la película no sólo es un ejercicio fílmico de nostalgia, sino que además se presenta como una puesta moderna del clásico "viaje del héroe". El director Ryan Cooger tiene varios aciertos, el primero es la elección de Michael B. Jordan para el papel principal, un intérprete que combina la veta dramática con una interpretación física para el asombro. Segundo, una saludable fusión de momentos dramáticos con humor blanco, y también una factura técnica que incluye montaje y coreografías de peleas intensas, además de la utilización de boxeadores reales para encarnar a los rivales de Adonis, que hace que los combates resulten verídicos y cercanos. Pero sin dudas, el corazón del filme, es la interpretación de Sylvester Stallone, una performance conmovedora, el canto de cisne de un personaje a esta altura mitológico. La vejez del ídolo de ayer retratado con ternura y contundencia por un intérprete que ha obtenido cada arruga, cada surco de su piel en sintonía con su personaje. Al igual que la original Rocky, Creed es más que un drama boxístico, es un filme sobre la amistad, la familia, el orgullo, el esfuerzo, la superación personal y la concreción de los sueños.