Cómplices del silencio

Crítica de Solange Cipriani - El rincón del cinéfilo

La historia trascurre durante el desarrollo del Campeonato Mundial de Fútbol del año`78 y narra las vivencias de Mauruzi Gallo (Alessio Boni), periodista deportivo italiano que llega a Buenos Aires para cubrir el evento y conocer a sus parientes quienes emigraron de Italia en la década del ‘50.

A poco de llegar, el protagonista conoce a Ana (Florencia Raggi), joven militante de la resistencia armada a la dictadura militar, de quien se enamora apasionadamente poniendo en riesgo su propia vida. Descubierta la relación por su pariente político Pablo Pere (Juan Leyrado), funcionario jerárquico del gobierno militar, son perseguidos hasta que Maurizio, sospechado de pertenecer a las Brigadas Rojas italianas, es secuestrado y sometido a torturas y ultrajes en centros clandestinos de detención de las Fuerzas Armadas

Esta producción cuenta con una excelente ambientación de la época, el vestuario, y un cuidado empleo del color sepia en la fotografía, todo lo que contribuye realmente a que el espectador se sienta en la Argentina de 1978.

La producción parte de un buen guión, al que el realizador dio apropiado tratamiento audiovisual y clara exposición de la trama y del perfil de sus personajes. Hay que destacar la actuación de todos los argentinos que participaron en esta coproducción (Italia/Argentina/España), quienes sostienen correctamente numerosos diálogo en italiano, lo que los obligó a ensayar intensamente más de un mes el idioma del Dante un mes previo al rodaje.. La actuación de Florencia Riggi, muchas veces cuestionada, esta vez esta a la altura en su personaje antagónico.

La realización fue presentada en nuestro país en el marco de la muestra Pantalla Pinamar 2010. “Cómplices del silencio” es la primera producción como resultado de un convenio suscripto entre el Instituto Nacional de Artes Audiovisuales de Argentina (INCAA) y la Direccione Nacionale de Cinematografia de Italia.

“El filme busca explorar los ánimos y los sentimientos de quienes luchaban democráticamente por sus ideales”, según comento Incerti, objetivo cumplido con dignidad, sobriedad, credibilidad y dramatismo, sin caer en el melodrama ni en la caricaturización de personajes o situaciones.