Colette: Liberación y deseo

Crítica de Laura Pacheco Mora - CineFreaks

C de coraje

El film gira en torno a la historia de Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley), autora de las polémicas novelas que causaron gran revuelo en el París de los años 20 “Claudine” y “Gigi”, desde su infancia en el campo hasta su consagración en la sociedad parisina junto a su marido, también autor Henry Gautheir-Villas “Willy” (Dominic West), que en un principio fuera mentor de Colette.

La historia transcurre en París, ciudad que estaba en plena ebullición a finales del siglo XIX y principios del XX. En esta época de gran efervescencia cultural, nos adentramos específicamente en el mundo de la literatura y del arte dramático. Los creadores llamados a liderar las vanguardias de una época prodigiosa se daban cita en reuniones y fiestas. Dentro de semejante ola de talentos, Colette supo entusiasmar a las masas, con sus historias de Claudine y su despertar a la vida y a los placeres.

Este film está planteado desde una óptica patriarcal y machista, que predominaban en la Europa de aquellos años, en donde la mayor parte de las actividades estaban vinculadas a esta cosmovisión. La sensibilidad y la inteligencia de la mujer no eran tomadas en cuenta.

La cuidada y excelente ambientación complementa en materia escénica la fuerza del relato en el que es posible imaginar la inquietud amorosa de Colette; condenada a esconder su relación lésbica con la Marquesa de Belbeuf o “Missy” (Denise Gough), a quien esa sociedad le permite vestir pantalones porque tiene poder al igual que el hombre; y enjaulada en un matrimonio donde su esposo explota su talento natural para su propio lucro.

Keira Knightley en su rol de Sidonie-Gabrielle Colette nos regala una brillante interpretación y logramos identificarnos rápidamente con el personaje que transmuta de niña de campo de espíritu puro, como los animales y fácil de manipular y moldear por su marido, a una autora exitosa de Europa. Logra transformarse gracias a su rebeldía, valentía, coraje y confianza en sí misma que va adquiriendo con el tiempo.

(Willy) Dominic West encarna con soltura a un personaje que es una mentira, ambicioso, arrogante, impone reglas y subestima a los demás creyéndose superior.

Ambos exigen las interpretaciones de sus personajes con un continuo ejercicio de dramatización, excesiva, aspecto que favorece a la trama. Los diálogos de la pareja nos remiten a una competencia desigual en donde sin importar la capacidad, el género masculino tratará, en la piel de Willy, imponerse a toda costa, con prepotencia, violencia y hostigamiento. Prácticas aceptadas y muy comunes para la época.

La velocidad con la que transcurren los hechos, quizás resulta poco acertada para la construcción de una trama que nos relate una personalidad tan vibrante y enérgica como la de Colette, minimizando la crítica social que está implícita en el film.