Chicas armadas y peligrosas

Crítica de Fabricio Esperanza - Día a Día

La televisión tiene algunas cosas buenas, entre ellas la de hacer conocer a determinados actores con una gran capacidad para ciertos géneros. Algunas películas funcionan en ocasiones por el sólo hecho de trasladar ese acercamiento generado entre el televidente devenido espectador de cine con el protagonista de una sitcom, como es el caso de Melissa McCarthy. La actriz se lleva las palmas por su trabajo en la serie Mike & Molly (canal Warner), y aunque tiene incursiones bastante seguido en la industria del cine (en su haber posee más de una veintena de papeles) parece que este es el momento del gran salto. Junto a Sandra Bullock se encarga de llevar adelante la comedia Chicas armadas y peligrosas, una oferta que tiene un argumento ya visitado pero con cambio de género. Al igual que la recordada dupla que formaron Mel Gibson y Danny Glover en Arma Mortal, aquí son dos chicas las que tendrán que resolver cuestiones laborales y personales entre ellas.

Cortocircuito. Es lo que se genera cuando Sarah Ashburn (interpretada por Sandra Bullock), un eficiente cuadro del FBI, es enviada por su jefe a una misión que tiene como objetivo desarmar una peligrosa banda de traficantes. La tipa es soberbia y no la quiere ni el gato, pero en su trabajo hace las cosas de la mejor manera. El problema es que al llegar tendrá que trabajar con Shannon (papel a cargo de Melissa McCarthy), una policía que también es buena en lo suyo, pero que utiliza métodos más rudos para llegar a buen puerto.

El primer aspecto en el que los productores la pegaron fue en la elección de la dupla protagonista, porque Bullock es eficiente y la tiene clara y McCarthy se encarga de hacer lo que mejor le sale, el prepo, el humor físico. Es verdad que el filme no muestra nada nuevo bajo el sol: el argumento tiene la típica receta de la pareja que primero se odia y que al final terminan resolviendo las diferencias. Sin embargo, hay segmentos en los que se llega a momentos entretenidos, obviamente más en aquellos que las tiene a ambas como protagonistas.

La segunda cuestión que se dio bien es el formato en el que enmarcaron el accionar de esta dupla. En la senda de lo que se llama buddy movie, resultó fresco que la pareja policial estuviera representada por mujeres. A lo largo de los 115 minutos (un poco más de lo que se utiliza habitualmente en las comedias) es probable que tenga más lucimiento el personaje que lleva adelante McCarthy, pero eso no convierte a Chicas armadas y peligrosas (otro ejemplo de lo mal que endosan títulos para el mercado latino) en un unipersonal. Con estos condimentos, el resultado podría haber sido mejor, pero igual se trata de una buena propuesta para pasar el rato el fin de semana.