Chaco (2019)

Crítica de Nicolás Ezequiel Barak - Cuatro Bastardos

Chaco: El sufrimiento del nativo.
El manejo de las tierras pertenecientes a los indígenas nativos siempre ha sido manejado de formas fraudulentas y complejas. “Chaco” es la encargada de ilustrar y poner bajo lupa una de esas historias tan lamentablemente comunes en latinoamérica, siendo el caso del chaco paraguayo.
Aunque el nombre pueda llegar a engañar, la realidad que retrata este film no habla directamente de Argentina y su provincia de Chaco, pese a ser producida en este país. Es algo más triste pensar en realidad que esta situación es común en toda la región, y que aunque el título hable de unas porciones de tierra situadas en algún lugar de Paraguay, podría ser cualquier historia.
Tierras tomadas ilegítimamente , corrupción y cajoneo son palabras y frases vistas en reiteradas ocasiones durante esta historia, que pese a ser dura y aparentemente fuerte, como documental no termina de emocionar. Lo que por un momento parece ser una dura crítica social al sistema burocrático se convierte en la burocracia misma y lo que en algún momento son arboles talados y activismo pasional se convierte con el correr de los minutos en política algo aburrida y sobre todo, poco impactante.
Esto no significa que la película no se haya filmado con pasión, ya que vemos en la insistencia de Danielé un corazón enorme para y por la causa en la que lucha. Otra cosa distinta es que, quizás por una situación varada o por una ausencia de planificación en lo filmado, la película queda algo trunca a la hora de transmitir y llegar al corazón del espectador. Desde lo visual, la cámara cuenta muy poco, y en numerosas ocasiones solo acompaña al espectador sin mucho que decir. Cuando realmente intenta diferenciarse y alejarse del cliché termina siendo paradójicamente, su peor momento. Sus juegos de cámara ralentizan aún más el ritmo y dificultan aún más su visionado.
Es igual de agradecer por otro lado la poca presencia de momentos especialmente clichés o de sensibilidad obligatoria, porque esa frialdad en la mano que filmó el documental resulta en una historia seria y respetuosa. Lo criticable en esta seriedad es quizás su falta de ritmo, su repetitividad en el metraje y su exceso de minutos, que hacen que una historia triste y dura termine en un documental algo aburrido y reiterativo.
Obviamente recomendamos este film a cualquier persona que esté interesada en el tema de las tierras nativas y la eterna lucha contra el poder. En cambio, si no hay una intención y unos ánimos del espectador hacia el film, se corre con el riesgo de encontrar una historia algo tediosa y lenta, que puede ser mejor investigada con una búsqueda de Google que con una narrativa audiovisual.