Cercana obsesión

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Una atracción fatal

Con el protagónico de Jennifer López llega este thriller convencional y previsible sobre una profesora de literatura acosada por un vecino obsesionado con ella. Escaso suspenso y personajes poco creíbles.

Que Jennifer López es rápida para los números no es ninguna novedad, ya que aquí oficia como productora y también protagonista de un thriller del estilo -aunque está a años luz- de Atracción fatal, donde el affaire sexual se transforma en obsesión y luego en locura. Aunque la idea fue vista en varias oportunidades, aquí podría haber funcionado con la dirección de Rob Cohen -Corazón de dragón, Triple X-, pero el desarrollo de una historia previsible y poco creíble, a excepción de algunas escenas, arruinan el resto.

Cercana obsesión, una traducción poco feliz del original The boy nex door, parte de un planteo sencillo: Claire -López-, una profesora de literatura madura se siente atraída por Noah -Ryan Guzmán, el de Step Up4-, un vecino joven que se muda frente a su casa para cuidar a un pariente en silla de ruedas. Mirada va, mirada viene y el encuentro sexual entre ambos no tarda en concretarse, con algunas escenas que muestran sus cuerpos en acción. El problema es que ella está por separarse, tiene un hijo adolescente y con el correr de los días su vida se tornará una pesadilla cuando Noah se infiltre en su vida familiar.

El mayor inconveniente es que nada de lo que se cuenta resulta creíble y el suspenso es tartamudo. La única escena que vale la pena es la del colegio, cuando la protagonista encuentra el aula donde dicta clases repleta de fotografías íntimas con su vecino. Si uno espera que ocurra algo en la escena del automóvil, la predicción se concretará a la brevedad.

La presencia de una directora ingenua, un marido arrepentido que intenta reconquistar a su hijo adolescente, a quien Noah tiene entre sus manos y una forzada secuencia final desarrollada en un granero tampoco contribuyen para que el film llegue a buen puerto. Mejor dejarla pasar o, simplemente, cerrar la ventana.