Cercana obsesión

Crítica de Ayelén Turzi - La cuarta pared

No siempre nos preocupamos por ver películas buenas y disfrutar escribiendo al respecto. A veces también reconocemos que nuestro rol de comunicadores conlleva alertarlos sobre películas que no hay que ver con grandes expectativas; The Boy Next Door (acá estrenada como Cercana Obsesión) es una de ellas.

La película se presenta como un drama, y siendo éste justamente uno de los géneros mas amplios (como que históricamente las pelis que no son ni una cosa ni la otra, son clasificadas como Drama o como Comedia), te podés esperar cualquier cosa. Jeniffer Lopez (JLo para los amigos) encarna a Claire Peterson, una profesora de Literatura que vive con su hijo (Ian Nelson, de The Hunger Games), recientemente separada tras una infidelidad de su marido. Tras la muerte de sus padres, se muda justo al lado Noah Sandborn (Ryan Guzman, de Heroes Reborn), quien, que por la cercanía etaria, rápidamente hace buenas migas con el chico. Pero ella lo espía un poquito, desde la ventana de su pieza a lo Rear Window, o incluso lo observa sin ningún tipo de disimulo cuando están cara a cara. Como este muchacho está viviendo solo en la casa de su tío, rápidamente se pone a su disposición para invitarlo a comer y demás; un poco por cortesía, otro poco por instinto maternal y, claramente, por interés personal, ya que -a pesar de doblarlo en edad-, el vecinito parece ser un hombre más maduro y culto que los demás hombres de su entorno.

Una noche, con ella borracha tras una cita fallida e histeriquándole de a ratos, finalmente tienen sexo. Y el pibe flashea mal: la empieza a acosar, a amedrentar, a espiar sin disimulo. Es decir, es acá cuando la película se va a la mierda.

Noah es uno de los peores personajes inventados por el cine: psicópata, calculador, manipulador y abusivo, pero tan mal actuado que su propio fisique du rol lo vuelve completamente inverosímil. Es decir, la suma de que es un chico joven y fachero, con lo exagerado del personaje y la mala actuación logran transformar en un perfecto idiota a quien se supone que debemos temerle o, cuanto menos, tenerle cuidado.

Claire definitivamente no se queda atrás, es una de las mujeres más tontas que dio el cine. Nunca dice nada, nunca pide ayuda, pero nunca tampoco parece querer darle una solución al problema. Es como que, en el fondo, en algún sórdido rincón de su psicología (jamás desarrollada por el guión), parece disfrutar el acoso del vecino, lo que haría juego con el abandono sufrido por su marido: la dejaron, entonces ahora le gusta que le presten atención, pero de lo que no está segura es si la atención que le presta su vecino es precisamente la más sana. Porque después que se pudre todo, ella sigue espiándolo. Nunca lo denuncia, a pesar de tener suficientes pruebas en su contra. Sólo le cuenta algo de la historia a su amiga, la vicedirectora del colegio donde trabaja, aún más boluda que ella.

Como mensaje que deja la película en base al comportamiento global de Claire, nos hallamos frente a una mujer que provoca y parece disfrutar del acoso desmedido de su vecino. Y esto es lo que no queremos más: estamos en el 2015, muchachos; basta de culpar a la víctima. Y esta culpabilidad transmitida al personaje de JLo te hace desear, en algún momento, que el final sea completamente trágico para ella. Pero hacer cine no es sólo contar una historia; entre otras cosas, es poner al espectador en una determinada situación, cual conejillo de indias, para generarle ciertas reacciones, pensamientos, sentimientos. Y hacerlo sentir que la víctima se merece lo que le pasa es una las intenciones más estúpidas que un cineasta pueda tener.

Fuera de eso, que no es menor, la historia va creciendo con buen ritmo al principio, pero crece tanto, tanto, que por suerte no te la creés. Tiene, eso sí, un par de momentos de suspenso bien logrados y un plano gore hermosamente descolgado dentro del código que maneja el film. Tan descolgado que es maravilloso.

VEREDICTO: 2.0 - NI UNA MÁS

Basta de películas tan estúpidas. De verdad, basta. La poca precisión con la que The Boy Next Door (Cercana Obsesión) da su horrible mensaje, la termina salvando de ser tan perversa como la cinta de propaganda nazi "El Triunfo de la Voluntad". Pero que espanto que lo sigan intentando.