Cenizas del pasado

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Asuntos de familia

Cuando se supo cornudo, Big Wade Cleland desató una tragedia en un rincón de Virginia que continuó tras su muerte, cuando su hijo Carl salió de prisión. Por entonces Dwight (Macon Blair), huérfano de madre y de padre adúltero, se convirtió en vagabundo para rastrear a los hermanos Cleland. En el baño de un bar, en lo que pareció un acto de defensa propia, Dwight apuñaló a Carl. Y en la huida encontró a su medio hermano William. Descubierto, adelantándose a la vendetta, Dwight se afeita, se reconvierte en ciudadano y visita a su hermana Sam (Amy Hargreaves), divorciada y madre de dos chicos; su plan es evacuar la casa familiar, enviar a Sam y sus sobrinos a otro estado, esperar el ataque como un soldado. Dwight no es un soldado, no sabe agarrar un arma, pero algo en sus genes lo prepara para la guerra de clanes. Reminiscente de Shotgun Stories, la ópera prima de Jeff Nichols, Cenizas del pasado posiciona a Jeremy Saulnier, que por estos días estrena en Francia un film de horror protagonizado por un grupo punk. A esperar.