Cazadores de sombras: Ciudad de hueso

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Encontrar una nueva saga teen para llevar a la pantalla grande, eso es lo que en Hollywood intentan día a día desde que fenómenos como “Crepúsculo” o “Los juegos del hambre” llenaron los bolsillos de productores y convirtieron en estrellas mundiales a sus protagonistas (leáse Jeniffer Lawrence, Kristen Stewart, Robert Pattison y Taylor Lautner, etc.).
“Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso” (USA, 2013) de Haral Zwart, toma como punto de partida la novela del mismo nombre de la escritora iraní Cassandra Clare y que ya ha vendido más de 12 millones de ejemplares en todo el mundo.
En la saga se conjugan todos los seres de la mitología del terror que se puedan imaginar y más (vampiros, licántropos, zombies, monstruos, etc.), todo en medio de una historia que repasará una dinastía ancestral de cazadores de sombras (léase especímenes asesinos) y los amores de éstos.
Si bien la saga de Clare arranca narrada por Jace Wayland, uno de los cazadores (interpretado en la película por Jamie Campbell Bower), los guionistas de la cinta decidieron utilizar a Clary Fray (la ascendente Lily Collins) como guía.
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Clary vive con su madre (Lena Heady), una artista plástica y entre ambas poseen una relación muy dinámica y de compinches que se verá opacada cuando Clary comience a dibujar automáticamente un misterioso símbolo.
Ese símbolo será el que le abrirá a la joven las puertas del mundo oculto tras las fachadas y mentiras que intentan mantener el orden entre los universos (misteriosamente verá cosas que los demás no pueden, de hecho, así conocerá a Jace).
Revelaciones mediante y atracción con Jace (la tensión sexual entre ambos será el motor del relato) harán que, luego que su madre desaparezca, Clary decida finalmente aceptar su destino de convertirse en una cazadora de sombras.
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Hay una copa con un misterio que devela la vida eterna (sería como el Santo Grial de la saga) y que solo Clary podrá encontrar y en ese viaje iniciático, y como en toda travesía, ella comenzará en un estado en la cinta y terminará de otra manera (la joven irá descubriendo una a una las habilidades que poseía y que, conjuro mediante, se mantuvieron ocultas y latentes).
Narrada de manera tradicional, con algunos clichés que parecen extraídos de telenovela latinoamericana (incesto, atracción entre opuestos, etc.), pero con buenos efectos especiales, y con una línea de actores secundarios encabezada por Jonathan Rhys Meyers, hacen de esta cruza de “Blade”, “Crepúsculo” y “Underworld” una propuesta interesante dentro del género que se inscribe.