Casi un gigolo

Crítica de Paula Caffaro - CineramaPlus+

CLICHÉS RELIGIOSOS

El nuevo trabajo de Jhon Turturro es una comedia de género que con la mirada puesta en la colectividad judía, retrata una historia de amor que sólo es la excusa para indagar el verdadero tema del filme: la decadencia financiera de dos amigos judíos quienes por causas azarosas encuentran la forma de ganar mucho dinero con poco esfuerzo.

Ante el inminente cierre de una antigua librería a cargo de Murray (Woody Allen), él y su amigo (Turturro) quedan desempleados. La crisis económica no permite la holgazanería y es por eso que a Murray se le ocurre la idea de poner a trabajar a su ex empleado en la venta de servicios sexuales para mujeres. Como es de esperar, el desfile de heterogéneas féminas es musicalizado mientras la lluvia de dólares comienza a llegar a la vida de estos dos personajes sumergidos en la atracción del dinero fácil. Sin embargo, no todo es tan simple, y Fioravante (Turturro) parece sentir algo más por una de sus bellas clientas.

El supuesto enamoramiento y la actividad comercial se vuelven incompatibles. Muy cerca del discurso moralista y el chiste fácil acerca de las costumbres judías, Casi un gigoló puede que cause gracia, pero lo que no hay que olvidar es el motivo de la risa. ¿Acaso nos estamos riendo de nuestras propias desgracias o de aquello que desconocemos? Con una bajada de línea encubierta en comedia, el filme, ofrece una visión arcaica acerca de la feminidad en la colectividad poniendo en escena todos los lugares comunes de la doctrina judaica.

Con un reparto de primera línea (Sharon Stone, Sofía Vergara, Liev Schreiber y Vanesa Paradis), es Woody Allen quien se lleva todos los comentarios. El actor y director interpreta el tipo de personaje al que nos ha acostumbrado en sus películas y es esto lo que además del tratamiento superficial y tendencioso del tema, aburre por sobre manera. Aquellos fanáticos encontrarán la oportunidad para seguir viendo al astro desplegar todas sus gracias, pero para quienes creen que las películas son un conjunto complejo de componentes en los que los actores son sólo un eslabón más del engranaje, el filme se vuelve denso y por momentos, machista.

Por Paula Caffaro
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