Casi un gigolo

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

Woody Allen protagoniza Casi un Gigolo, el quinto largometraje como director del genial John Turturro. El resultado final es una divertida aunque despareja comedia.

Murray y Fioravante son mejores amigos y ambos están en apuros económicos. Con la necesidad de hacer algo de dinero rápidamente, y casi de pura casualidad, Murray le propone Fioravante (quien siempre supo ser un caballero con las damas) convertirse en gigolo. Así comiendo esta fábula de un Don Juan moderno, quien inevitablemente terminará debatiéndose entre el amor y el dinero.

No solamente un gigolo

En mi opinión, la faceta del Woody Allen actor bajo las ordenes de otro director no siempre suele dar muy buenos resultados, y podríamos decir que se divide en dos categorías: Si bien tiene algunos puntos bastante altos como Play it Again, Sam (con guión propio basado en una obra de su autoría), El Testaferro o incluso sus pequeños papeles en Casino Royale y What’s New, Pussycat?, todas estas interpretaciones se dieron durante las décadas del sesenta y setenta. Pero luego están las que son mas recientes en el tiempo. Allen supo protagonizar cintas como The Sunshine Boys, Picking Up The Pieces y Escenas en un Centro Comercial. Todos films en los que raramente podíamos ver al Woody neurótico y casi hasta existencial que tanto nos gusta.

Casi un Gigolo se posiciona fácilmente en el medio de estas dos categorías. Allen interpreta a Murray, alias Dan Bongo, un hombre que de un día para el otro, y de forma bastante accidental, comienza a prostituir a su mejor amigo. Este es un papel que le calza como anillo al dedo y es fácilmente quien mantiene, durante varios momentos, la película a flote.

Sin dudas hay mucho merito del director John Turturro en conseguir semejante actuación cómica de Allen. Pero lamentablemente no son muchas mas las cosas buenas que podemos decir sobre su obra. Es cierto que posee algunas muy buenas escenas puntuales, pero como un todo, Casi un Gigolo se queda a mitad de camino.

La dirección de fotografía a cargo de Marco Pontecorvo es soberbia. Y eso le es de suma utilidad a Turturro para contar la historia de este accidental gigolo que está entrando en el ocaso de su vida. El mismo Turturro interpreta a Fioravante, el amigo que se ve persuadido y quien irá conocido a las mujeres que le darán sentido a esta película. Primero tenemos a Sharon Stone y Sofia Vergara. Ambas interpretan a dos esposas insatisfechas de clase relativamente alta que andan en la búsqueda de un hombre para hacer un viejo y conocido trío. Las dos actrices hacen dignos trabajos y le entregan una buena cuota de sentimiento al film. Pero quien mas sobresale entre las mujeres de la vida de Fioravante es la francesa Vanessa Paradis. Esta interpreta a Avigal, viuda de un judío ortodoxo con serios problemas de intimidad.

Aunque sin duda lo mas interesante de la película pasa por la historia de estas mujeres, Turturro nunca profundiza demasiado en ello. También le juega en contra al film que la historia que termina siendo la principal (y a la que se le da un trato un tanto mas grande) entra demasiado tarde en la película, cuando uno ya siente que la historia va a ir para un lado completamente diferente.

Conclusión

Woody Allen brilla en la nueva película de John Turturro. Es sin duda su mejor actuación cómica en mucho tiempo. Pero lamentablemente Allen es tan solo una pequeña parte de este film que quizás, de haber ajustado un tanto mas su estructura, hubiera terminado de cerrar. A pesar de eso el resto del elenco, sobre todo Paradis, entregan mas que dignos trabajos. Sumado a una soberbia labor en el departamento de fotografía, hacen de Casi un Gigolo una divertida, aunque un tanto despareja, propuesta para ver en el cine.