Casi un gigolo

Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

Los últimos románticos

John Turturro creó a imagen y semejanza una película en la que su co-protagonista se sintiera plenamente a gusto. Este es el caso de Casi un Gigolo donde Woody Allen, amigo del protagonista, interpreta el papel que siempre hace en sus propios films, ósea de él mismo.

En la búsqueda de encontrar nuevos recursos económicos tras el cierre o pérdida de empleos, Murray (Allen) convence a su amigo Fioravante (Turturro) en coordinar encuentros con mujeres a cambio de un par de pesos.

Sharon Stone, Sofía Vergara, son algunas de las amantes que enloquecen por estar con él, hasta que sutilmente aparece una nueva clienta, distinta a las demás, reservada por completo. Avigal (Vanessa Paradis), es una judía ortodoxa viuda, que se deja llevar por los engaños inofensivos de Murray y obnubilada por la calidez de Fioravante.

Woody Allen: “Ya no hay gente rara que lea libros raros”.

John Turturro como director realiza sutiles guiños a su filmografía, pero también da ese toque muy Allen ubicando su película en Brooklyn, en el barrio judío Williamsburg, con jazz de fondo y una imagen granulada y ocre.

Casi un Gigolo, es una película sencilla y entretenida, sobre dos hombres que no se sienten correspondidos a la época en la que viven pero así y todo, sobreviven con las destrezas del amor.