Cars 3

Crítica de Mariano Patrucco - EL LADO G

Dejando atrás la horrenda historia y molestos personajes de su predecesora, Cars 3 se presenta como un film bastante digno pero lejos de lo mejor que Pixar puede dar.

No hay que ser un cinéfilo experto para darse cuenta que Pixar es el rey del cine animado. Sus películas no solo demuestran una calidad técnica de excelencia, sino que también gozan de una sensibilidad especial a la hora de presentar historias inteligentes y bien escritas que apelan tanto a los niños como al público adulto. La saga Cars parece ser la excepción a la regla. Su primera entrega, liviana y bastante pasable, claramente estaba más preocupada por presentar los personajes para vender merchandising a los niños antes que por contar una historia que verdaderamente valga la pena y logre conmover además de entretener.

Sin embargo, el film fue muy bien aceptado por los más chicos, ganó una millonada y se ganó una secuela. Cars 2 es sin lugar a dudas la peor película de la factoría Pixar. La única película del estudio universalmente reconocida por la crítica como mala. La que arruinó su récord perfecto hasta el momento. Por suerte este nuevo film en la franquicia es un paso en la dirección correcta.

El Rayo McQueen (Owen Wilson) disfruta su vida como uno de los mejores corredores del circuito junto a sus amigos y colegas, hasta que llega Jackson Storm (Armie Hammer), un auto de alta tecnología que utiliza una enorme gama de recursos técnicos, entrenamiento en simuladores y datos estadísticos de las pistas para mejorar su performance y ser mucho más rápido que los corredores “clásicos”. Poco a poco las viejas glorias del circuito van desapareciendo de las pistas a medida que más autos tecnológicos se unen a la competición, pero McQueen es el único que se resiste a retirarse del mundo de las carreras (a pesar que estos nuevos autos lo superan en todo aspecto).

Después de esforzarse al máximo para acercarse a Jackson Storm, McQueen sufre un accidente que lo aleja de las pistas y lo hace replantearse su carrera. Decidido a no dejarse vencer y convencido de que aún le queda mucho para dar, McQueen se somete a un riguroso régimen de entrenamiento para volver a las carreras con más fuerza que nunca. Aunque puede que McQueen solo esté negando lo inevitable: su momento ya pasó, está viejo y no puede competir contra los nuevos corredores.

Cars 3 presenta una historia muy linda y bien contada (a diferencia de su antecesora). Parece que Pixar tomó nota de las críticas a Cars 2 y decidió hacer de cuenta que la película anterior nunca sucedió. Mate, la molesta grúa con retraso madurativo, prácticamente no aparece para alivio de todos y el film se centra en McQueen y su lucha por volver a ser lo que era. Un nuevo personaje se suma en esta nueva película, Cruz Ramirez (Cristela Alonzo), quién será la entrenadora de McQueen, un auto que jamás pudo triunfar como corredora y se dedicó a ayudar a los demás.

Cars 3 presenta una historia similar a la de un film deportivo (la vieja gloria de un deporte tratando de volver al ruedo) pero con una linda moraleja: a veces es mejor soltar aquello que nos apasiona cuando llega el momento. La animación vuelve a brillar entregándonos secuencias de carreras que te hacen sentir el vértigo de la competición.