Carrie

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

La directora Kimberly Peirce (Los Muchachos No Lloran) prueba su suerte en el género de terror y nos trae una nueva adaptación de Carrie, basada en el libro escrito por Stephen King.

Conocerán su nombre

Carrie White es un tímida y poco popular chica que cursa su último año del secundario (o preparatoria como le llaman allá en Estados Unidos). Claro que el hecho de que su madre sea una fanática religiosa que intentó educarla en su casa durante años tampoco ayuda mucho a elevar su popularidad. Poco a poco comenzará a darse cuenta que es capaz de mover objetos con su mente mediante telequinesis, y luego de una broma pesada en el baile de graduación Carrie desatará el infierno en su pequeño pueblo.

Carrie, con soda

Cuando se anunció esta nueva adaptación o remake de Carrie, y tiempo después sus responsables tanto detrás como delante de las cámaras, esperé encontrarme con un producto, por lo menos, digno. Si bien me considero un seguidor de Brian De Palma y la película original me parece nada menos que una obra maestra, tenía ganas de ver hacia donde iba esta remake. A pesar de lo que muchos tengan en su contra, yo no tengo ningún inconveniente con las reversiones de clásicos. El film original existe y nada de lo que se pueda llegar a filmar después afectará su calidad. En el mejor de los casos pasan cosas como la nueva versión de Evil Dead, la cual se desprende bastante del relato original pero sigue manteniendo el espíritu y es una buena película por sus propios medios. Algo similar esperaba encontrarme con Carrie. Kimberly Peirce es una directora capaz, que no teme tocar temas difíciles o desgarradores, como pudimos ver en la genial Los Muchachos No Lloran, que le terminó valiendo el primer Oscar a Hilary Swank por su interpretación. Hay algo en Carrie que nos recuerda a esa película y puedo llegar a entender que vio la directora en el material orinal a la hora de aceptar el trabajo. Pero lamentablemente el resultado final está muy lejos de lo que uno puede esperar.

La versión de Carrie de Kimberly Prince me recordó mucho a lo que ocurrió con la directora Catherine Hardwicke y la primera parte de la saga Crepúsculo. En el año 2003 Hardwicke filmó A los Trece, que en mi opinión es uno de los film que mejor retrata la adolescencia. Crudo y profundo, este film juntó toneladas de elogios, pero cinco años más tarde Hardwicke vendería su alma al diablo y dirigía Crepúsculo, película que banaliza todo lo hecho en su opera prima. Y Carrie hace en la carrera de Kimberly Prince algo muy parecido a lo que Crepúsculo hizo en la de Hardwicke, banaliza temas como la discriminación y el “bullying”, temas que tocó de manera perfecta en Los Muchachos No Lloran. El espíritu de esta nueva versión de Carrie está más cerca de American Pie que del film original.

Todos y cada uno de los personajes de la película son unidimensionales, por lo tanto rápidamente se vuelven aburridos e insoportables. Los buenos son buenos, los malos son malos y los locos son locos, aquí es todo blanco y negro. Se extrañan esos personajes con grises y moral cuestionable que se movían por ese espacio casi onírico que nos planteó De Palma en la película original. Esa simpleza que se nota tanto en el papel como en la pantalla hace que nosotros como espectadores nos terminemos preguntando ¿Con que necesidad hicieron esta remake? Si no nos quieren mostrar nada nuevo, si quieren ir a lo seguro, entonces ¿Para qué molestarse?

Tanto Chloe Grace Moretz como Carrie y Julianne Moore como su madre hacen trabajos aceptables a pesar de lo poco que tienen para trabajar. El guión no resulta demasiado desafiante para estas dos actrices que ya demostraron estar para cosas mejores, mientras que el resto del elenco acompaña como es debido.

Conclusión

A quienes vayan con altas expectativas a ver el film, debo advertirles que muy probablemente salgan decepcionados. Más allá de algunas buenas ideas desde lo visual, esta nueva versión de Carrie no tiene nada de nuevo para aportar y se siente como una versión rebajada de la original. Por último voy a citar a nuestro gran Santiago Balestra, con quien intercambiamos unas palabras una vez terminada la película y resumió de manera perfecta mi sentimiento al salir de ver Carrie: “Si es la remake de una clásico, entonces mira el clásico.”

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