Camino a La Paz

Crítica de Pachi Laurino - Visión del cine

Camino a la Paz es la ópera prima de Francisco Varone y fue parte de la competencia Argentina del festival de cine de mar del plata.
Todo empieza con Sebastiàn (Rodrigo de la Serna) y su novia mudándose a una casa nueva, y una parrilla en el patio es lo que define la decisión.

Por azar, pero también por la viveza de Sebastián, empieza a trabajar de remisero con su mas que amado auto con piezas originales. En uno de esos viajes conoce a Jalil (Ernesto Suárez), un musulmán que le pedirá que lo lleve en un viaje, todo pago, hasta La Paz, Bolivia, para reencontrarse con su hermano. Asi empieza el Camino a La Paz.

Ya uno puedo imaginar lo que pasara, dos mundos que chocan en un viaje de más de una semana, diferencias culturales y otras situaciones ya vistas en una road movie. Camino a la Paz, sin embargo, plantea esto de modos diferentes y los “choques” en si, no son tales, si no mas bien una comunión y entendimiento entre dos partes.
Si hay algo clave para que una película como esta funcione, es la química entre los actores, y en Camino a la Paz, De la Serna y Suárez brillan.

Hay momentos para conocer un poco más la religión de Jalil y en una escena clave en Cordoba, Sebastian no solo se deja llevar si no que empieza, de alguna forma, a ser parte de ese mundo.

Párrafo aparte para la música de Camino a la Paz, “La biblia” de Vox Dei suena de principio a fin y eso, está muy bien.