Callback

Crítica de Tomás Tito - EscribiendoCine

Suerte la próxima

Callback (2016) del director español Carles Torras ganó el premio a mejor película en el Festival de Cine de Málaga. El film cuenta la frustración de un repartidor que quiere ser actor publicitario.

Una película de un director español filmada en Estados Unidos, mas específicamente en Nueva York que nos trae los sueños frustrados de un repartidor que quiere ser actor de publicidad pero no lo logra y, a partir de esto, se desencadena toda su oscuridad humanística con sus relaciones sociales, algunas de hace mucho tiempo, otras recientes. El film trabaja con un guion que da giros argumentales fuertes. Esta estructura dramática con la que intenta construir el relato se llega a pensar como totalmente arbitraria por las situaciones y las acciones que realiza Larry De Cecco (Martin Bacigalupo. Respeta los famosos plot points y su punto medio es lo mejor de la película aunque las tensiones que se juegan en estas escenas no se corresponden con todas las demás partes.

La fotografía y el arte son dos elementos que, bien usados, hubiesen sumando muchísimo al extrañado mundo que el director quiso crear para este personaje especifico, para la Nueva York con la que el personaje se tenía que identificar pero no llego a las expectativas. El arte, en algunos casos ausente, en otros excesivo, quedó como una simple decoración de locaciones y no como un elemento narrativo. En cuanto a la fotografía, la película aspiró a volar tan alto que no llegó ni a levantar vuelo. Todo muy monótono en una historia en la que los contrastes tenían que ser los protagonistas por el género que se eligió, y a pesar de que la película intenta complejizar la combinación de géneros, no saca provecho de ninguno. Sabiendo que el material filmado tiene un límite, hablando técnicamente, intentaron hacer un uso del color que llevo a la explotación de la imagen en la pantalla y sin un fin concreto.

La actuación de Martin Bacigalupo y el montaje son los dos factores principales que hacen remontar la película y hacerla salir airosa entre tanta oscuridad (la oscuridad que le faltó a la imagen). El actor protagonista se luce y el montaje lo hace lucir más. Sus escenas con el personaje femenino de Alexandra (Lilli Stein) son el entretenimiento principal de la película, especialmente por sus diálogos dinámicos y cambiantes de tono y ritmo. Ambigüedad en cuanto al buen y mal uso de los factores narrativos en un film que podía llegar a más.