Caída del cielo

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Partiendo de una situación un tanto ridícula “Caída del Cielo” (Argentina, 2015), es un filme de género que marca el debut en la dirección de largometrajes de Néstor Sánchez Sotelo, productor cinematográfico con varias películas en su haber.
Alejandro (Peto Menahem) es un músico de teatro que un día está disfrutando de un vaso de agua en su patio mientras, de manera imprevista, le cae una mujer del cielo llamada Julia (Muriel Santa Ana), LITERAL.
En su afán de encontrar algún sentido a la RIDICULA situación, Alejandro comenzará a ayudar a la mujer para, no sólo vuelva en sí, sino, también, para que sea atendida ante la posibilidad de algún daño por la caída.
A partir de ahí, una serie de enredos los llevará a conocerse y a involucrarse aún más, hasta el punto que ese intento suicida de Julia será sólo el disparador de situaciones equivocas que le impregnan un ritmo ágil a la comedia que Sánchez Sotelo.
En estos dos personajes perdedores, al borde del abismo, el director crea un vínculo tan fuerte que no importa que la película caiga en lugares comunes y en algunos estereotipos que en manos de otro realizador hubiesen sido más acentuados.
“Caídos del cielo” retoma de la comedia romántica varios puntos que la consolidan como el filme de género que es, pero además apuesta al localismo para que su propuesta sea diferente a las miles de romcom que venimos viendo desde hace años.
La incorporación de la incomunicación o la falta de claridad ante determinadas situaciones, además, hacen que el filme potencie su costado más divertido, porque en el fondo, de los temas que se hablan en la película, además del amor, son la soledad, la invisibilidad y la falta de oportunidades.
Algunos puntos particulares, como la obsesión de Julia por una novela latinoamericana, o la profesión de Alejandro, brindan cierto aire a la estructura narrativa para que los temas se conviertan en hilo conductores del filme.
Cuando Alejandro recibe a Julia, nunca pensó que esa vecina podría sacarlo de su ostracismo y de su ir de la casa al trabajo continuamente, para comenzar a aprovechar otras facetas de la vida, aquellas en las que acompañado se superan miedos y temores.
Peto Menahem explora su costado más histriónico y explosivo, mientras que Muriel Santa Ana se muestra mucho más medida que en otras oportunidades, y en el conjunto esto resulta, porque además permite el lucimiento de una serie de personajes secundarios como el ex novio (Sebastián Wainraich), la vecina (Karina K), el director de teatro (Héctor Díaz), que no hacen otra cosa que potenciar el ridículo y el inverosímil de algunas situaciones.
“Caída del Cielo” logra cumplir con su propuesta, y se muestra honesta y simple, y eso, en el medio de tanto cine rimbombante, megalómano, que termina por generar discursos vacíos y resultones, no es algo menor.