Brightburn: hijo de la oscuridad

Crítica de Marcos Guillén - Cuatro Bastardos

Brightburn: Hijo de la oscuridad.
El villano es la prerrogativa de toda buena película de héroes. Se crea para confrontar el ideal del bien. Y su ejecución, no siempre acertada, puede transformarlo en el verdadero nudo de la historia.
Todos tenemos aún en la memoria el Thanos de Avengers: Infinity War (2018), como ejemplo cabal de que no siempre es su ansia destructora su única finalidad. Puede también poseer un errado sentido de justicia, una retorcida y mal andada moral que hace de su accionar algo horrendo, pero que sin embargo no adolece de algunos criterios que llegamos a compartir. Como Thanos, eliminando la mitad de la población del universo para restaurar un balance ecológico. Dejaron de ser esquemáticos conquistadores del mundo con delirios de emperador, para dar paso a una interesante ambigüedad a la historia.
Resulta que esta elucubración tienen un propósito en nuestra review de Brightburn: Hijo de la oscuridad (el añadido final es realizado por parte de la distribuidora) que escriben Brian y Mark Gunn y dirige David Yarovesky. El cuento del nacimiento del villano, que también es un «qué hubiera pasado si Superman fuera malvado«, del que no podremos desprendernos, por la simple razón de que las referencias son, en muchos niveles, obvias.
Cada paso, es una puesta al día de lo escrito en la historia del Hombre De Acero; Kansas y el matrimonio sin hijos, la nave que cae del cielo con un niño dentro. Un pequeño extraterrestre que ellos adoptan, ocultando al mundo su procedencia. Criado como uno más en el pequeño pueblo de Brightburn, Brandon Breyer, el niño en cuestión comienza desarrollar sus poderes y mostrar que no es igual, por más que sus padres, Tory y Kyle Breyer lo sostengan. El film es un drama coming-of-age mixturado con el terror gore de bajo presupuesto que tanto deleitan hoy en día como; The Hole in the Ground, The Lodge o por qué no Boyz in the Wood. Pero aquí la ascendencia comiquera de Superman en particular, buscada o no, le quita el potencial de una historia original arrinconándola.
Varias razones se muestran contraproducentes, la primera, y si queremos principal, es el hecho de que el niño no decide su cruce a la oscuridad mencionada. Es un mandato que atiende como un dispositivo a control remoto, lo que quita cualquier discusión sobre ética o moral a sus decisiones. De repente un día, este pequeño y buen niño, un nerd acosado y amado por sus padres, comienza a manifestar el extraño comportamiento que usualmente se les da a los psicópatas en los films; el aislamiento, su fascinación por predadores, víctima de violencia que no puede manejar. Que al final no contará porque su maldad parece ser generada por un mandato externo y no una decisión, equivocada de cómo responder ante un mundo que parece no entenderlo.
Desde aquí la historia tomará el camino de un film de terror con un monstruo acechando y matando sin contemplaciones ni dolor, un Michael Myers con superpoderes. Y desperdicia cualquier oportunidad de satirizar al superhombre extraterrestre adoptado que gracias a benevolentes padres se convierte en el adalid de la justicia. Aunque de alguna manera lo apunta y ciertamente funciona; desdibujado lo por anteriormente mencionado claro está, lo del amor lo vence todo. Aquí se mofan de esto. Tanto en las reacciones positivas como la madre intentando convencerlo de que tiene buen corazón, o el fallido intento de fusilamiento de un niño al que hace instante se amaba con ternura.
Austera, en sus efectos especiales, es así mismo certera en su expresión más gore, que le da el atractivo a los momentos de terror, que están bien logrados. El protagonista, Jackson A. Dunn que interpreta a Brandon Breyer, logra una mejor performance que los adultos Elizabeth Banks y David Denman, un tanto desdibujados por esos repetitivos diálogos sobre amar a pesar de todo a tu hijo, de que hay bondad ahí adentro, que la comprensión y vuelta a comenzar.
El tercer acto, ya todo una película de creación de villanos de cómic; muestra la maldad por maldad misma sin atisbos de una crítica o satirización del género, relegando al film a un primer capítulo de una saga superheroica más. De todas maneras es una película que entretiene y hará las delicias de los amantes de las historietas. Su paralelismo con el hombre de acero, reiteramos, es insoslayable, desde la elección de los nombres; la repetición de la primera letra en nombre y apellido, hasta la roja capa cosida de la manta que trajo con él en su nave. Todo está allí para deleite del espectador, que también recibirá la cantidad de sangre y vísceras suficientes, llevando este género a un nuevo nivel en ese aspecto.