Boda sangrienta

Crítica de Federico Ignacio Bazán - Cuatro Bastardos

Boda Sangrienta: Yo me quiero casar ¿Y usted?
Con la estupenda Samara Weaving como protagonista llega a los cines argentinos esta película de terror divertida y sangrienta, para verla hasta que la muerte nos separe.
Las costumbres sociales, o de las familias en general, a veces incomodan o disgustan. No importa cuanto lo o la ames, a veces los suegros o cualquier familiar de tu pareja te caerá muy bien o muy mal. Esto es lo que sufrirá Grace (Samara Weaving) pero a niveles extremos.
Esta película de los experimentados directores en cortometrajes de terror Matt Bettinelli –Olpin y Tyler Gillett (VHS, Devil’s Due, Southbound) toman la historia de los no tan experimentados guionistas Ryan Murphy y Guy Busick (Castle Rock, Urge) en donde Grace, luego de casarse, tendrá una noche de bodas tratando de salvarse de un juego macabro que la familia rica Le Domas ha empezado. Entre alguna que otra risa, la sangre abarca toda la pantalla, entregando cosas ya vistas pero sostenidas por buenas actuaciones.
La clásica pregunta que te haces al ver el tráiler, o al empezar a ver Ready Or Not (Boda Sangrienta), es ¿Cómo termina en meterse la protagonista en ese juego de “Hide and Seek” (Las escondidas) tan macabro? Es acá dónde quizá enflaquece la película, pero a la vez no. La historia se apoya en cierto humor satírico para sostener algunos huecos narrativos.
Puede resultar algo incómodo ese humor en ciertos momentos, pero en otros calza perfecto, y cuando empezás a acostumbrarte disfrutas el camino sangriento que te presenta el film.
Las simples preguntas que te harás en relación a la historia son respondidas a lo largo del film, a veces sin llegar a ser satisfactorias. Mucho diálogo entrega información del pasado, pero es algo aceptable debido a que toda la película sucede en solo esa gran casa. Una sola locación casi siempre indica que es una película con fondos bastante limitados. La iluminación dura de candelabros y velas que rodean cada cuadro de escena marcan las sombras de estos personajes entretenidos.
Actuados de manera magnífica en ciertos casos, como la protagonista Samara Weaving, (The Babysitter, Mayhem) sobrina de Hugo, que con sus ojos celestes gigantes y una cara muy demostrativa entrega un papel maravilloso, entrañable, manejando la película como quiere. Aunque quizá por momentos esa violencia no está tan bien justificada, hay que dejarse llevar por el humor enloquecido que existe ante esta gente rica desquiciada. Otros a destacar son la madre del recién casado, interpretada por Andie MacDowell, y el padre, Henry Czerny haciendo de un asqueroso suegro. Además de Adam Brody entregando una buena actuación.
Esa mirada en contra a la institución matrimonial se aprecia elegantemente, y por momentos se quiere tocar la cuestión del círculo familiar, de “todo lo que haga tu familia te parece normal a vos”, porque creciste así, no conociste otra cosa más. Hasta que te encontrás con el “amor de tu vida” y pensás que todo puede ser diferente a ese infierno que es tu casa. Pero este tema es solamente acariciado ante toda la sangre y divertimento que existe en la película.
Llegando al final todo se vuelve un caos cruel y bellísimo de engaños o de lealtad, depende como se mire, apreciándose esa mirada ante las relaciones familiares. Los crímenes que pasaron y pasan en esta familia rica de la cual nos reímos de ellos, y con ellos, se ven envueltos en toda esa puesta en escena que parece antigua, pero atrapada en un mundo actual. Al igual que las costumbres familiares.
Lo absurdo quizá explote de manera extraña, pero cuando llegaste hasta ahí, el viaje ya sucedió y no te arrepentís de nada. Podés pedir divorcio luego, pero lo vivido tuvo sus buenos momentos.