Bienvenido a los 40

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Una propuesta divertida y veraz

Se la anuncia como continuación, aunque en realidad se trata de una película derivada de Ligeramente embarazada , la cinta que el director Jude Apatow realizara con Seth Rogen y Katherine Heigl, como protagonistas, y Leslie Mann y Paul Rudd, como la pareja soporte.
Desde su rol secundario, la actriz --que en la vida real es esposa del realizador-- y el actor --amigo personal de Apatow-- construyeron a Pete y Debbie, una pareja absolutamente creíble, aquejada por las vicisitudes de un matrimonio en su primera década de convivencia, con dos niñas pequeñas corriendo por la casa y una hermana que atravesaba el día a día familiar con sus problemas, y con todos los conflictos que aquejan a hombres y mujeres que promedian los treinta y tantos de edad.
Apatow decidió, con Bienvenidos los 40 , preguntarse qué sucedió con Pete y Debbie seis años después y explotar los potenciales de este dúo que no dejan dudas de su química. Los colocó en las críticas circunstancias de cumplir 40 años y de encontrarse con que, más allá de los sueños de juventud, las tan temidas cuatro décadas son... ¡lo que son!
This is 40 , define el título original, porque para el común de la gente, es el tiempo de los balances, una suerte de paso ineludible de la adultez joven a la madurez; un momento en que, lo usual, es que los hijos estén entrando o transitando la adolescencia; los padres se están volviendo grandes y el modelo que alguna vez fueron cae de la estantería para mostrarse con todas las debilidades y las necesidades a apuntalarles.
Es el momento en que la hipoteca de la casa pesa y los logros profesionales adquieren la liviandad de lo onírico, porque lo que no se obtuvo hasta entonces, se esfuma.
Es el momento de ver las pérdidas, pero también las ganancias, y de plantarse sobre los propios pies con lo mejor que uno pudo hacer de sí mismo y con los demás; porque, adelante, hay que seguir reconociéndose como un ser que maduró, quizás no como alguna vez quiso, sino como mejor pudo con lo que tenía a mano.
Con estos y otros elementos más una habilidad muy interesante para obstener de la tragedia cotidiana situaciones de humor, Apatow construyó y trasladó a pantalla un guión que goza de diálogos de una fluidez y una veracidad poco comunes.
Arma personajes, cada uno con un porqué para su ser que es absolutamente legítimo y los hace convivir e interrelacionarse desde lo aparente y lo subyacente. Por la misma razón, ofrece una de esas comedias con las que el consumidor del género se puede divertir, encariñar, revisitar y releer, simplemente porque se identifica con las personas que son esos personajes.