Betibú

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Al salir de su retiro voluntario, y luego de aceptar una oferta para “narrativizar” un caso policial, la “dama negra de la literatura argentina”, Betibu/Nurit Iscar (Mercedes Morán), deberá luchar para poder equilibrar su vida personal y laboral.
Es que después de mucho tiempo de vivir en el ostracismo y de ser la gosth writer de varios autores (tarea penosa que solo aceptó luego de ver el dinero que le colocaron sobre la mesa), vislumbra la posibilidad de trabajar con un caso mediático para ubicarse nuevamente en el centro de la escena literaria.
Así arranca “Betibu”(Argentina, 2014), la adaptación que Miguel Cohan hace del best seller de Claudia Piñeiro, y que encuentra en un country de poderosos donde sucede un asesinato, el escenario ideal para un policial de procedimientos tradicional. que se apoya en las impecables actuaciones de sus protagonistas.
Las impecables actuaciones de sus protagonistas, porque Betibu no está sola, su buddy acompañante será Jaime Brena (Daniel Fanego), un periodista de la vieja escuela a quien los directores del periódico quieren jubilar y reemplazar con el recién llegado Mariano Saravia (Alberto Aman), son uno de los puntos más interesantes del filme.
No hay una puesta en escena novedosa, tampoco la utilización de recursos cinematográficos que refuercen el sentido policial de la historia, pero si hay, como también estaba en la novela, un interés por demostrar la clara separación de clases y la historia argentina desde la división dentro/afuera de los countries.
Hay un proceso que también se destaca que es la elaboración de la figura del periodista como fuente de sabiduría, el instinto en la puesta al día para la elaboración y deducción de indicios que lleven a buen puerto una investigación y eso luego plasmarse en una nota. Si Betibu era rebelde y peleadora, ahora es callada y observadora, mientras que la identidad de Jaime permanece luchadora e intacta como siempre.
La intuición de Betibu la va acercando peligrosamente al poder que domina el gheto “La Maravillosa” en donde los poderosos se cubren, pero también mueren. Cada paso que va dando es una prueba que va a aportando a la investigación paralela que ella, Jaime y Mariano van desarrollando para el diario.
Pero en ese develar de pruebas y acontecimientos, tanto Cohan como Piñeiro hablan de la gran tragedia argentina, que desde tiempos inmemoriales atraviesa cualquier discurso y que ha favorecido a productos cinematográficos y televisivos en esto de darle una entidad ontológica al tema CORRUPCION.
Los corruptos salen victoriosos, por más secretos y mentiras que hayan dicho, siempre tienen una as en la manga o un funcionario/gerente en el lugar indicado para poder desviar puntos de atención y poner trabas a la hora de mostrar la verdad.
Lograda producción en la que de antemano sabemos cuál será el final, con algunos minutos demás, la línea de policial de procedimientos es respetada a rajatabla destacándose la interpretación de Morán y Fanego. Para ir al cine a jugar a los investigadores.