Beatles

Crítica de Gaspar Zimerman - Clarín

Tan disfrutable como previsible

Película de iniciación noruega, está ubicada en los años ‘60. Y el director Peter Flinth aprovecha la nostalgia por la inocencia de aquellos años.

Verano, primer amor, primeros tragos, primeros cigarrillos, travesuras y bailes escolares, rocanrol: Beatles tiene, para bien y para mal, todos los condimentos de las películas de iniciación, ese género en el que Cuenta conmigo es un referente ineludible (y casi insuperable). Y si decimos para bien y para mal es porque aquí todo es tan disfrutable como previsible.

Lo original de esta historia es que transcurre en Oslo: basada en un best seller del escritor noruego Lars Saabye Christensen, es sobre cuatro amigos de 16 años que, a fines de la década de los sesenta, se identifican con Los Beatles y quieren imitarlos formando una banda propia.

Todo es muy amable -casi demasiado, al borde de lo empalagoso- con el amor esquivo de una chica como mayor conflicto. El director Peter Flinth apela sin demasiadas vueltas ni sutileza a la nostalgia por la inocencia de aquellos años, con una eficaz recreación de época: el wincofón, el almacén de barrio, los discos de vinilo, Suzanne, de Leonard Cohen y Paperback writer, de Los Beatles (aunque no hay tanta música como el título de la película sugiere).

El protagonista es encantador, los demás de la pandilla lo acompañan bien, y eso ayuda para mantener la paciencia por lo menos durante la primera hora y cuarto.

Pero a medida que va avanzando la trama, el guión empieza a complicarse sin demasiada consistencia. En busca de cierto dramatismo, como para dejar sentado que el pase de la adolescencia a la adultez es doloroso, el romance se complica por tonterías -sí, es cierto, como suele suceder a esa edad-, y aparecen elementos injustificados: algunas escenas fallidas parecen haber sido incluidas sólo para poder equilibrar tanta dulzura y recordar que la vida en esa época no era tan color de rosa. Así y todo, Beatles es de esas películas que pueden funcionar como un buen antidepresivo en un frío y gris domingo otoñal.