Bajo el mismo cielo

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

y algo en la nueva película de Cameron Crowe (Casi famosos, Vanilla Sky) que la hace sobresalir del resto de la cartelera. Tiene que ver con sus decisiones, con su actitud atentatoria hacia el espectador. Filme comercial con personalidad, Bajo el mismo cielo desafía al público sin que éste se dé cuenta. Ya desde el principio vemos cómo nos presenta el logo de la 20th Century Fox, remitiéndonos directamente al pasado del cine, a la era dorada del formato analógico, seguido de varias imágenes de hitos de la historia de la humanidad.

El argumento es una especie de burla sutil. Brian Gilcrest (Bradley Cooper), el protagonista principal, es un reconocido militar que regresa a Hawai para una misión un tanto confusa. Tiene que negociar el terreno de una tribu de la zona para instalar una base desde la cual se lanzará un satélite para permitir, supuestamente, que muchos lugares del mundo a los que todavía no llegó la tecnología tengan acceso a las telecomunicaciones. Lo que Brian no sabe es que allí vive Tracy, su exmujer (Rachel McAdams), con su nueva familia.

A la vida de Brian también entra la capitana Allison Ng (Emma Stone), de la que se enamora aunque no pueda evitar el cariño que aún siente por su exesposa. El triangulo amoroso que se forma da lugar a que la mano maestra de Crowe, que ya no escribe diálogos memorables como en Jerry Maguire, nos regale un par de líneas excelentes.

La música siempre jugó un rol importante en la filmografía de Crowe (no olvidemos que, antes de ser director, era periodista de la Rolling Stone). Desde su primera película, las canciones funcionaron como su arma más poderosa. A través de ella, logra dotar a las escenas de grandeza, llenándolas de emoción para que conmuevan.

La rareza de Bajo el mismo cielo reside en cómo Crowe inserta elementos que refuerzan una trama de por sí estrambótica y endeble. La música, los primeros planos, la sonrisa fotogénica de las actrices y la participación siempre notable de Bill Murray son sus virtudes y aciertos. A medida que la película avanza, el director va dejando la sensación de que todo se le va de las manos, pero a eso lo remacha con planos perfectos y con el soundtrack mencionado, como si con eso ayudara a levantarla de algunos tropezones.