Ataque a la Casa Blanca

Crítica de Regina Fallangi - Cine & Medios

Acción y nacionalismo

Mike Banning (Gerard Butler) es un agente de seguridad de la Casa Blanca que luego de un accidente es trasladado de su puesto, y pasa de estar a cargo de la seguridad presidencial a ocupar un puesto menos riesgoso, sentado en un escritorio. Aún no repuesto de los incidentes que transcurren en los primeros minutos de la película, Banning se ve de repente en medio de un ataque terrorista hacia la Casa Blanca; probablemente la parte más interesante de la película, ya que el ataque es por aire, por tierra, e incluso dentro mismo del edificio.
Los ataques se convierten en una masacre en cuestión de minutos, y la Casa Blanca cae en manos de los violentos infiltrados, quienes secuestran al presidente (Aaron Eckhart) y a su personal, a quienes toman como rehenes en el bunker donde habían ido a refugiarse.
Pero en medio de las ruinas se encuentra Banning, el único que ha sobrevivido y que de pronto se ha convertido en la única esperanza de los Estados Unidos, ya que logra comunicarse con el Pentágono, y con su ayuda intentará rescatar al presidente, y cargarse a cuanto coreano se le ponga por delante, haciendo uso de todas sus habilidades, y su conocimiento, en detalle, de cada rincón de la Casa Blanca.
Si bien la primera mitad de la película es muy entretenida, especialmente por todo el despliegue de acción y efectos especiales durante el ataque, luego que el héroe se encuentra dentro del lugar, con la firme misión de rescatar a todos, el tono del filme se vuelve solemne, y cae en los típicos lugares comunes del género, algo así como "nos atacan porque somos la tierra de la libertad", y todo se torna nacionalista y dramático, al punto que la acción ya no entretiene tanto, y el final es más que previsible.
Todos están correctos en sus actuaciones, especialmente Gerard Butler, quien tiene sobre su espalda casi todo el peso de la película, y Morgan Freeman, quien es casi imposible que no este impecable cada vez que aparece en pantalla.
Con todos los recursos visuales necesarios para atrapar al espectador, técnicamente excelente y dinámica, la historia tiene un guión muy flojo, que no va más allá de un entretenimiento simple y bastante violento, previsible, y con un discurso tan básico y nacionalista, que por momentos hasta resulta gracioso.