Antonio Gil

Crítica de Rolando Gallego - Lúdico y memorioso

¿Cómo se pude filmar la devoción? Lía Dansker ha decidido hacerlo con travellings y testimonios en off de aquellos que todos los ocho de enero se acercan al santuario del santo pagano Antonio Gil, más conocido como “el gauchito Gil”. Cada imagen revela una apuesta por distanciarse en parte desde la asincronía del sonido. Y tal vez esa búsqueda es el principal inconveniente de este documental que en la reiteración del recurso termina cansando, pero no por eso le resta méritos como testimonio.