Anomalisa

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La película, nominada al Oscar en el rubro de animación, está realizada con la técnica del "stop motion" y muestra las dificultades del personaje central para relacionarse con el mundo.

La película, nominada para los próximos premios Oscar de Hollywood en la categoría "animación", fue realizada con la técnica del "stop motion" -cuadro por cuadro- y es otro título inconfundible de Charlie Kaufman, quien junto a Duke Johnson, abordan los temas de la incomunicación y la soledad.La animación de los personajes resulta un tanto rígida con respecto a otras producciones del mismo tipo, pero esto no empaña ni resta interés o emoción a un trama ingeniosa que pinta el micromundo imperfecto del personaje central. Michael Stone -con voz de David Thewlis en el original- es un reconocido orador motivacional que atraviesa una crisis existencial. Michael llega a Cincinnati -después de un vuelo con obstáculos que da los primeros síntomas de su enfrentamiento con el mundo- para brindar una charla sobre asistencia a clientes en una convención. En medio de la lucha para controlar su propia angustia y desesperación, él intentará -trabajo mediante- "ayudar" a los otros sin poder hacerlo con él mismo, y libra una batalla en la que aparecen el ingenio, la -des-gracia y el tono cáustico. Anomalisa es un film inteligente, osado en muchos aspectos -con desnudos y sexo- que no ahorra su crítica a la vida rutinaria a través de la mirada del protagonista, quien dejó a su esposa e hijo para ir a un lugar lejano en donde se reencuentra con una ex amante a la que hace tiempo no ve. Claro todo está contado con deseseperación hasta que aparece Lisa -Jennifer Jason Leigh-una huésped del hotel, y su vida cambia para siempre.Las mujeres y hombres que habitan el film tienen rostros que parecen máscaras de mirada triste y de aspecto ambiguo, que impulsan un relato diferente en el que todas las voces suenan iguales para el protagonista, a excepción, claro está, de Lisa. El autor de Eterno Resplandor de una mente sin recuerdos y ¿Quién quiere ser John Malkovich? revisa con entusiasmo los males contemporáneos de la gente común, la misma que se enamora, sufre y extraña. En definitiva, son muñecos en los que nos vemos reflejados.