Amigos con beneficios

Crítica de Laura Dal Poggetto - Función Agotada

Amigos por conveniencia

Actriz joven que se destacó en El Cisne Negro interpretando a una bailarina, protagoniza película donde comienza una relación de amigos con beneficios/con derecho a roce/fuck buddies/sexo "sin compromiso" con, justamente, un amigo, encarnado por actor que supo ser galán adolescente. No están teniendo un dejá vu aunque ya leyeron esta premisa hace unos meses, tampoco estamos posteando una crítica atrasada a "Amigos con Derechos". Esta vuelta es "Amigos con Beneficios", protagonizada por Justin Timberlake y Mila Kunis. Por segunda vez en el año, llega a la cartelera una película que plantea como punto de partida lo que la industria cinematográfica al año 2011 considera un dilema clave para los jóvenes cosmopolitas del target ABC1 con carreras pujantes, que no se sienten listos para estar en una relación con compromisos pero aún así quieren tener sexo de forma regular sin pasar fin de semana tras fin de semana por el ritual de apareamiento urbano de ir a un bar o boliche (o librerías, o cines, o clubs de boxeo, depende la creatividad de cada uno) para levantarse a alguien.

Jamie vive en Nueva York y recluta ejecutivos y creativos para distintas corporaciones. Dylan vive en Los Ángeles y es convocado por Jamie para trabajar en la revista GQ, una de esas revistas/manuales de vida y estilo para hombres. Dylan acepta el trabajo y el traslado a la otra costa del país, donde no conoce a nadie salvo a Jamie. Rápidamente se vuelven amigos, cada uno recientemente abandonado por sus parejas, y también velozmente pactan tener sexo juntos, sin emociones de por medio, para mantener su amistad intacta de tanto intercambio de fluidos. Pero obviamente, como nos enseñaron las comedias románticas, la vida es eso que ocurre mientras hacemos planes, y los sentimientos eventualmente se interponen en su impoluto contrato social.

El problema no es que haya dos películas estrenadas en el mismo año con un argumento similar (en los últimos años se han dado casos similares: Armageddon e Impacto Profundo, El Gran Truco y El Ilusionista, Volcano y Dante's Peak y la lista continúa) y más si consideramos que desde el cine mainstream se manejan fórmulas esquemáticas consideradas exitosas comercialmente y se las utiliza y reutiliza mientras que funcionen. Por otro lado, el género de la comedia romántica es uno de los -por no decir el- que más se apoyan en personajes y situaciones esquemáticas. El tema es cómo trabajar esa fórmula y generar empatía por la historia y sus protagonistas. Que realmente simpaticemos con estos veinteañeros cuyas carreras avanzan pese a la recesión y que aunque atractivos y entretenidos, quedaron tan abatidos por los díctámenes de sus ex parejas sobre sus problemas emocionales, deciden cerrarse a conectarse románticamente con cualquiera de los otros 18 millones habitantes de Nueva York. Tenemos que dar por sentado que no les queda otra más que tener sexo entre sí y después, pese a que no quieran asumirlo (también, porque sí) se enamoren. Aunque comparten un impulso por hacerse tatuajes infantiles, la base para las grandes historias de amor, como todos sabemos. En Cuando Harry conoció a Sally la pareja protagónica también eran recién llegados a Nueva York que muy a su pesar y la sentencia inicial del personaje de Billy Cristal de que hombres y mujeres no pueden ser amigos: a) desarrollaban una amistad a lo largo de varios años, b) tenían sexo, c) él se borraba para después d) tratar de recuperarla en una fiesta diciéndole que no iba a buscarla sólo porque era Año Nuevo y se sentía solo, si no porque cuando uno se da cuenta que quiere pasar el resto de su vida junto a una persona, no puede esperar más a que el resto de su vida comience. La pareja de Amigos con Beneficios jamás tiene un indicio de esa determinación, aunque ambas películas compartan un último acto grandilocuente y redentor del hombre que tiene la epifanía de que esa chica, su amiga, es la mujer de su vida.

Tanto Jamie como Dylan fueron encasillados por sus ex parejas y cargan con los ejemplos de las relaciones disfuncionales de sus padres. Pero no hacen mucho por salir de ese lugar que les asignan a la fuerza y viven quejándose del miedo a reproducir los errores de sus progenitores, con una insistencia que hasta Freud catalogaría de excusa débil. Pese a lo forzoso del desarrollo de la relación entre sus protagonistas, Amigos con Beneficios cuenta con la gran ventaja de la química que tienen en pantalla Justin Timberlake y Mila Kunis (tanto mayor que la de Portman y Kutcher en Amigos con Derechos). Timberlake (que demostró lo necesario para la actuación con papeles secundarios un poco más oscuros en Red Social o Alpha Dog) lleva a buen término el rol de joven profesional que se debate entre avanzar y lidiar con el bagaje familiar, mientras que Kunis domina a la perfección el papel de chica copada, bonita pero aún así accesible, fuerte y con calle pero a la vez vulnerable, que puede orquestar un tour nocturno que incluya invasión a la propiedad privada, pero eso sí, siempre montada a unos tacones de quince centímetros. El elenco secundario se destaca y colabora al crecimiento de los protagonistas, como en la anterior película del director Will Gluck (Easy A). Una vez más, Patricia Clarkson interpreta a una madre (la de Jamie) que comparte demasiada información y que pese a sus propias fallas está ahí para su hija. Richard Jenkins compone al padre (de Dylan) como un hombre con triste consciencia de su Alzheimer, pero sin convertirlo en un ser patético que cargue con golpes bajos ni una victima. Woody Harrelson está brillante como el editor de deportes que es un orgulloso homosexual y lo grita a los cuatro vientos (aunque se le escape algún comentario misógino) pero sin caer en una caricatura grotesca y zezeosa, que lamentablemente aún en el siglo XXI abundan en distintas producciones, y es el encargado de alguno de los momentos más graciosos de la película. Estos tres personajes, junto a la hermana de Dylan (Jenna Elfman) hacen de consejeros y les dicen hasta el hartazgo a él que reconozca que está enamorado y a ella que deje de buscar un príncipe azul como en las comedias románticas (hay varias referencias meta a la ridiculez de las comedias románticas, como si los guionistas y el director quisieran tomar distancia y mostrarse más cool que sus compañeros de género). Así como en su opus anterior, Will Gluck trata de darle más de una dimensión a sus protagonistas, mostrar que pueden evolucionar a partir de sus errores (y a partir de esto, encontrar al amor verdadero, o aunque sea un amor). Pero a diferencia de Easy A, acá ya no se trata de adolescentes de secundario, si no adultos que crecen por conveniencia.