Alma salvaje

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Alma Salvaje, la nueva película de Jean-Marc Vallée, el director de Dallas Buyers Club, protagonizada por Reese Whiterspoon y basada en el libro de Cheryl Strayed.
“Era un mundo en el que nunca había estado pero siempre supe que ahí estaba, una vez que me sumergí en el dolor, la confusión, el miedo y la esperanza. Un mundo que me haría la mujer que supe que me convertiría y me volvería a la chica que una vez fui. Un mundo que medía dos pies de ancho y 2.663 millas de largo. Un mundo llamado el Pacific Crest Trail”.

Jean-Marc Vallée se sumerge, con la ayuda de Nick Hornby como guionista (alguien que sabe retratar a personajes perdidos), en la adaptación de la novela autobiográfica de Cheryl Strayed. Allí cuenta cómo tras quedar totalmente devastada por la muerte de su madre, Cheryl cae en la heroína y la necesidad compulsiva de tener sexo con cualquier hombre, engañando a su marido múltiples veces hasta llegar al divorcio.

Pero cuando está por tocar fondo, una foto en un libro de una farmacia le pone un nuevo objetivo en la vida. Si puede cruzar a pie el Pacific Crest Trail, quizás pueda convertirse en esa mujer que su madre siempre quiso que fuera: alguien capaz de ser cada día la mejor persona que pueda y mantenerse así.

La actriz que se pone al hombro una mochila más grande que ella misma (como todo el bagaje que su personaje lleva a cuestas) es Reese Whiterspoon, quien interpreta a un personaje varios años más joven que ella pero de una manera convincente. Una mujer imperfecta y atormentada por los fantasmas del pasado.
Dos elementos que podrían jugar en contra en cualquier película como lo son el abuso de los flashbacks y de la voz en off, en Alma Salvaje funcionan para contar de manera fragmentada la historia no sólo de esta travesía sino de las cosas por las que su personaje fue pasando hasta tener que llegar ahí. Sin juzgarla pero sin idolatrarla, el retrato de Cheryl Strayed es el de una joven perdida que quiere dejar de estarlo y no encuentra otra manera más que la insólita idea de caminar y caminar. Y es que quizás allí en el bosque pueda encontrarse, encontrar eso que perdió cuando su madre se fue.

Laura Dern se introduce en estos flashbacks como la mujer y la ausencia que marca la vida de Cheryl. Su optimismo, sus ganas de superarse de a poco, su amor incondicional y la sonrisa que nunca abandona. Una mujer que nunca se rindió hasta que no pude hacer nada con el cáncer. Ambas actrices lograron cada una su merecida nominación al Oscar por sus interpretaciones, llenas de matices pero con sutilezas.

La fotografía, el montaje audiovisual (se juega mucho con las conexiones de imágenes o sonidos que a simple vista nada tienen que ver pero están conectadas ya sea por un recuerdo o una sensación de las que Cheryl vive estando sola, “llegué a cada rincón de mi mente pero por algún motivo hay un par a los que todavía no puedo acceder”), y la música, especialmente ese final con Simon&Garfunkel, hacen de Alma Salvaje una experiencia necesaria.

Más entretenida de lo que uno podría suponer al saber que la película es sobre una travesía a pie, bella pero sin abusar de imágenes por el simple hecho de fotografiarlas, y con una historia atractiva que deja muchas cosas trabajando en la cabeza del espectador, Alma Salvaje es una película intimista sobre lo difícil y doloroso que es a veces poder volver a encontrarse con uno mismo.