Al final del túnel

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

Hace algunos años el director Rodrigo Grande había sorprendido con la excelente Cuestión de Principios, película que contaba con guión de Roberto Fontanarrosa y que demostraba que todavía se pueden hacer buenas comedias costumbristas, sin caer en la chabacanería que viene arrastrando el género desde hace ya más tiempo del que me gustaría recordar. Casi una década antes había estrenado Rosarigasinos, una comedia dramática con Federico Luppi y Ulises Dumont como dos gángsters de poca monta, que dejaban la cárcel después de veinte años, encontrándose en el exterior con un mundo distinto al que conocían. Aunque muy diferentes entre sí, la comedia parece ser un género dentro del cual Grande se siente cómodo y era seguro suponer que continuaría ese camino. Pero dicha suposición hubiera sido equivocada, ya que si bien Al Final del Túnel encuentra algo de humor en los momentos y situaciones menos esperadas, es en realidad un tenso y atractivo thriller con un sólido trabajo de Leonardo Sbaraglia al frente.

Una luz en el camino

Desde que comenzó esta última etapa de cine de género nacional e industrial, digamos desde el estreno de Nueve Reinas hasta su consolidación con El Secreto de sus Ojos, las películas de suspenso y derivados han estado entre las preferidas por los realizadores. Las producciones son cada vez más grandes y la mayoría de las veces se busca también atraer al mercado español, por lo que las co-producciones con actores de renombre de ambos lados y una factura técnica impecable son cada vez más comunes dentro del cine argentino. Pero sacando algunos pocos casos puntuales, esta crecida en los valores de producción no siempre va de la mano de una historia sólida y bien contada.

Joaquín está postrado en una silla de ruedas luego de sufrir un accidente automovilístico en el que perdiera a su esposa e hija. Vive sólo con Casimiro, un viejo perro que se rehúsa a caminar, en un antiguo y oscuro caserón descuidado desde hace años. Con intenciones de alquilar un cuarto, llegan hasta allí Berta y su hija Betty, quienes casi sin proponérselo le terminan devolviendo a Joaquín la alegría y las ganas de vivir. Pero como todo lo bueno, esto no dura demasiado. Trabajando en el sótano, Joaquín escucha ruidos en la casa vecina y descubre que allí se están alojando una banda de criminales, quienes se encuentran en plena construcción de un túnel que usarán para entrar en la bóveda subterránea de un banco lindero. Perseguido por las deudas y y en vistas de un posible futuro con Berta y Betty a su lado, Joaquín comienza a idear un plan que de concretarse lo dejará con un pequeña parte del botín de los malhechores, sin que estos se enteren de lo sucedido. Es el plan perfecto, hasta que algo sale mal.

De una factura técnica impecable, Al final del Túnel cumple con todos lo requisitos de un buen thriller: atmósfera, tensión y vueltas de tuerca. Todo bien contenido dentro de una historia que, por pasajes, parece buscar inspiración en el cine de los más grandes del género como Hitchcock o De Palma. Leonardo Sbaraglia le pone el cuerpo a Joaquín, aguien que decidió darse por vencido y es traído nuevamente a la vida. Alguien que después de pasar años alejado del mundo, culpándose de la terrible pérdida que le tocó vivir, por fin ve una luz al final de su oscuro túnel y hará lo que sea necesario por alcanzarla. Un personaje ya perfectamente delineado en el guión, que Sbaraglia compone de forma magistral y lo transforma en uno de los papeles de su carrera. El actor de Caballos Salvajes e Intacto está bien acompañado por la española Clara Lago (8 Apellidos Vascos), a quien le toca interpretar a una madre soltera y bailarina argentina y logra dominar nuestro particular acento sin ningún tipo de problema. Los antagonistas de todo este asunto son Pablo Echarri y Federico Luppi, dos villanos que tienen muy buenos momentos pero que nunca son explorados tan a fondo.

Al final del Túnel tiene buen ritmo y en todo momento resulta entretenida, pero llegando al tercer acto es cuando la cosa se pone verdaderamente interesante. Sobre los último 30 minutos sólo puedo decir que son lo más cercano a una lección de guión, dirección, montaje y actuación que vi en algún tiempo y no sólo dentro del cine nacional. Puede que no sea muy difícil de adivinar como es que terminará todo este asunto, pero la forma en que Grande resuelve este embrollo es súmamente gratificante.
Conclusión

Sin dudas estamos frente a uno de los estrenos nacionales de la temporada. Al final del Túnel es un thriller que hace todo bien y que sobresale en cada uno de sus apartados. Con un gran trabajo de Sbaraglia como bandera, un guión que nos mantiene atentos e interesados todo el tiempo y una de las resoluciones más efectivas que vayan a ver este año.