Al final del túnel

Crítica de Hernán Khatchadourian - Diario Popular

Hágase la luz

Pablo Echarri deja de lado la TV y regresa al cine como productor y co protagonista del nuevo film de Rodrigo Grande, y con un compañero de lujo: Leonardo Sbaraglia.

Este 2016 es un año que será recordado en el futuro como uno que dejó huella en el cine nacional, no sólo por los buenos índices de recaudación (Me Casé con un Boludo llegó a 1 millón 800 mil espectadores en un mes y sigue tercera en el ranking) sino también por las muy buenas películas que se estrenan semana a semana.
Y si hace siete días reseñábamos la muy buena Kóblic, en esta ocasión llega a las pantallas locales un film no menos interesante dirigido por Rodrigo Grande (Rosarigasinos, Cuestión de Principios) protagonizado nada menos que por Leonardo Sbaraglia, Pablo Echarri y la española Claro Lagos (la chica de Ocho Apellidos Vascos).
Al Final del Túnel es un film que se desarrolla en una casa, una muy grande por cierto, pero que adquiere una dimensión mucho mayor en su desarrollo gracias a los tejes y manejes del director en cuanto a la puesta en escena.
Leonardo Sbaraglia es Joaquín un técnico que sobrevive arreglando computadoras tras quedar parapléjico en un accidente en el que murió su esposa e hija, y cuya única preocupación es su perro Casimiro, ya muy anciano.
Sin embargo, un buen día recibe en su casa a una bella mujer con su hija que buscan alquilarle una habitación para vivir de manera muy urgida.
Pero lo que al comienzo puede parecer como el burdo comienzo de una comedia romántica pronto da un vuelco hacia el thriller policial más puro, una historia que logra por momentos niveles increíbles de adrenalina.

Leonardo Sbaraglia se muestra por demás solvente en el difícil papel que le ha tocado en suerte y le agrega a su vez un muy buen entrenamiento físico en lo que respecta al manejo de la silla de ruedas.
Clara Lago, por su parte, le agrega la cuota de belleza y sensualidad que todo policial debe tener, y sorprende gratamente por la efectiva manera en la que se desprende de su acento para interpretar a una joven bailarina que no tiene ni dejo de española. Esto, es un gran detalle a tener en cuenta para futuras coproducciones ya que el hecho de tener a un español en el elenco no implica que deba interpretar a alguien de esa nacionalidad.
Paradójicamente el film cuenta con un personaje proveniente de la Madre Patria aunque interpretado por Javier Godino, el villano de El Secreto de sus Ojos.
Pablo Echarri, por su parte, vuelve a interpretar a un delincuente sin escrúpulos, Galereto en este caso, y demuestra que ese tipo de personajes le van muy bien con su voz y se gesticulación, todos sazonado con un maquillaje que simula quemaduras y lo muestra más humano al mismo tiempo. Cabe destacar que el personaje que interpreta a "Canario", el hermano de Galereto es Walter Donado, el partenaire de Sbaraglia en el "relato salvaje" que compartieron hace un par de años; y acá parece que quisiera cobrarse la revancha.
El trabajo de Rodrigo Grande es sencillamente apabullante ya que ha logrado realizar una película por demás dinámica que transcurre, salvo por dos o tres escenas, en un solo escenario.
Grande, que es autor también del guión del film, pasó cinco años pre produciendo este film, que calculó milimétricamente a base de reescrituras y storyboards que él mismo dibujó, y eso se nota en su desarrollo. Las diferentes escenas que transcurren a lo largo de la película tiene su porqué y demuestran también una muy buena compaginación.
La puesta en escena, la dirección de cámaras y la iluminación también aportan lo suyo a la realización de un filme que no merece en absoluto pasar desapercibido.