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Crítica de Gabriela Puente - Leedor.com

La película de Alejandro Amenábar trata acerca de la cuestión femenina encarnada en una mujer en plena subversión hacia aquello -el saber- que en la antigüedad se hallaba concentrada en el vórtice masculino.

Narra la historia de una filósofa y científica griega, Hipatia de Alejandría, que supo correr por delante de la historia superando al saber de su época al vislumbrar una idea vedada durante siglos -por lo menos hasta el siglo XVI-: el movimiento de la tierra, su traslación alrededor del sol.

Las tensiones en el sistema de producción antiguo son exageradamente potentes, la película evidencia aquellas fuerzas que se rebelan: las mujeres subyugadas, la corriente de saber casi extinto y la aberración legitimada a través de la esclavitud.

El genio de Amenábar surge al exponer -a veces visceralmente- dichas contradicciones que aparecen por todos los intersticios del sistema antiguo, las fuerzas caóticas se liberan de su eje dando lugar a lo incomprensible: una mujer que toma sobre sí la tarea de defender aquello que la subyuga representado por el sistema heliocéntrico ligado al patriarcalismo-científico mecanismo que excluye la sabiduría ancestral de los cultos a la gran diosa antigua.

Hipatia es, por tanto, una figura sintetizadora de una época que será purgada por el pensamiento “salvador” cristiano, una figura que no puede sino devenir chivo expiatorio.