Academia de vampiros

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Luego del lugar vacante dejado por la insufrible saga de “Crepúsculo”, surgieron varias películas tratando de ocuparlo. Estamos ahora frente al intento más cercano en tanto y en cuanto a personajes principales se refiere, pero funcionando en otro espacio físico y agregando personajes de otras series. Lo que hasta podría determinarse, aunque se queda en el intento, es emular la escenografía de esa otra saga, no muy agraciada por cierto, como lo fue la de Harry Potter.
Ya al comenzar “Academia de vampiros” nos percatamos de que nos estamos enfrentando a lo peor que se pudo haber visto en años, y si las mencionadas antes son un insulto a la inteligencia y sensibilidad de los adolescentes, al menos los que circulan por estos lares, esta última producción exacerba la falta de respeto hacia ellos.
De modo que para poder instalar como tal una mitología inexistente, el filme se presente, desarrolle y finalice excesivamente discursivo, sobre todo en el primer tercio. Voz en off mediante, es tanta la información que entrega de manera oral que, además de ser inconmensurable, se vuelve ininteligible, por no decir confuso.
Claro que con el transcurrir de los minutos, siendo esta una película de formula, y como tal poseedora de todos los ingredientes necesarios para este subgénero (en términos peyorativos), termina siendo construida como un gran catalogo de lugares comunes, por lo que todo empieza a ser entendido, situación que no va a favor de la producción sino que sólo confirma la atroz mediocridad presentada desde un principio.
Hay otro intento para despegarse de la comparación, que es el tomarse en solfa sus antecesoras, pero esta variable también transita por la vía de lo previsible, con juegos, guiños y bromas ya visto infinidad de veces mejor instalados y resueltos, por lo cual no genera ninguna sorpresa, meno aun expectativas
Todo esto ocurre en la Academia St. Vladimir. Alejada de todo, la Academia es un lugar donde los vampiros Moroi estudian las artes de la magia, en tanto los Dhampir, mitad humanos, aprenden a protegerlos.
El punto de vista y el relato se instala desde Rose Hathaway (Zoey Deutch), una veinteañera Dhampir que nos va a narrar, literalmente hablando, todo el filme. Los de su género no tienen la necesidad de enamorarse, son exclusivamente guardianes y están obligados a protegerse continuamente de las mortales amenazas de los malvado Strigoi, los únicos vampiros a la antigua. Su conflicto personal se presenta cuando descubre que su tutor en la Academia de vampiros va a ser Dimitri (Danila Kozlovisky, no hay error de teclado, es un galancito ruso), por quien Rose se siente más que embelesada. Además, el único rival a su medida es también el único que puede ayudarla a salvar a su mejor amiga y princesa Moroi, Lissa Dragomir (Lucy Fry)
Pero como esto se puede resolver en pocos fotogramas se debe avanzar en un conflicto superior, ese que debería servir para que los personajes accionen, pero la mayor parte del tiempo se pierde en peleas, muchas veces injustificadas y siempre mal coreografiadas, así lo que correspondería que llevara a un estado de tensión mueve a sonreír.
Los efectos especiales son del mismo orden, la palabra más usada en mi barrio seria berreta. Los lobos que aparecen, como por arte del destino, pueden ser catalogados como de lo peor realizado en ese rubro en muchos años, tal es así que George Melies (1861- 1938) estaría avergonzado, mire usted.
Pero como debe ser un producto vendible no alcanzaba con la trouppe de actores salidos de la serie de TV, por lo que los encargados de hacerlo y promoverlo debieron recurrir a nombres conocidos y buenos actores, como Gabriel Byrne (“Los sospechosos de Siempre”, 1995), quien personifica a Victor Dashlov, el director de la escuela. Si algún rubro aún quedaba pendiente para destruir encontramos el maquillaje que para hacerlo aparentar como un vampiro octogenario enfermo de muerte lo logra, claro que su personaje es importante para el desarrollo del guión, si lo hubiera, que para la historia.
Por allí, y de manera totalmente injustificada, aparece Joely Richardson como la Reina Tatiana. ¿Qué hace una reina en una escuela?. Realmente sobra.
La platea femenina podrá ser atrapada por la estirpe del actor ruso, en mi caso eso lo produjo la pr le pida buenas actuaciones.
Éste es el primero de los seis libros de Michelle Mead, por si esta información no alcanzare, el filme, y supongo que el texto de origen también, apuesta a temas como la amistad, la lealtad, el amor, la traición, la lucha entre el bien y el mal, y cierra con lo que seguramente será el principio de la segunda entrega, siempre y cuando las arcas de la productora se vean beneficiadas. Dios no lo quiera, por el bien de nuestros jóvenes.