7 deseos

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

7 Deseos es una película de terror menor pero entretenida, que cuenta con una trama simple y efectiva. Ideal para amantes del género.

Las películas de terror que se estrenan cada jueves son decididamente artesanales, en el sentido de que están hechas más por gente al servicio de la gran industria que por cineastas con personalidad. Pero esto no quiere decir que sean malas. Es más un rasgo de género.

Quien está detrás de cámara en 7 Deseos es John R. Leonetti, un veterano de los rubros técnicos que fue desde operador de cámara de películas icónicas como Poltergeist (1982) hasta director de fotografía de clásicos más recientes como La noche del demonio (2010) y El conjuro (2013), además de haber sido director de la olvidable Annabelle (2014).

7 Deseos tiene como protagonista a Clare (Joey King), una adolescente a la que su padre le regala un extraño objeto encontrado en la basura: una caja musical china que cumple deseos, como si fuera la lámpara de Aladino. La particularidad de la caja mágica, en principio inofensiva, es que tiene un precio de sangre, y con cada deseo que concede se lleva la vida de alguien del entorno de quien pide el deseo.

Hay una madre suicida, un padre que no quiere dejar el vagabundeo, una adolescente víctima del bullying, una familia disfuncional al borde de la miseria. Y está la posibilidad de salir de esa penosa situación. De pronto, la protagonista se encuentra en una lucha interna complicada, que no le permite librarse de la caja debido a los tentadores beneficios que ofrece.
¿Cómo filmar la ambición y los deseos de una adolescente humilde que quiere ser la chica más popular del colegio? Leonetti opta por el trazo grueso y no se complica con sutilezas: un deseo cumplido es automáticamente seguido por una muerte, acompañada por una dosis mínima de gore, todo filmado de manera mecánica y brusca, pero sin dejar cabos sueltos. Las resoluciones del director son torpes pero eficaces.

Si bien la película parte de una idea poco original (que recuerda bastante a la saga Destino final, entre otras) y plagada de los lugares comunes habituales del género, logra entretener con una trama simple y un universo eminentemente adolescente, ideal para amantes de las películas industriales de segunda línea.