45 años

Crítica de Paula Caffaro - CineramaPlus+

EL RITMO DE LA COTIDIANEIDAD

Inspirada en el cuento In another country del autor inglés David Constantine, 45 años es una película que explora la intimidad de una pareja de adultos que planea festejar su aniversario de bodas. Ubicada en una zona rural de Gran Bretaña, la historia adquiere escenas de delicada simpleza combinadas con profundos parlamentos en los que el espectador juega a reconstruir la historia de estas personas a la par de Kate (Charlotte Rampling), la protagonista. La armonía de la vida en la vejez, lejos de la locura citadina invita al merecido ocio, pero también a la revisión del pasado. Y es por eso que inmersos en esta lógica nostálgica, los personajes transitan un período de reflexión que, sumado a la llegada de una noticia inesperada los hace replantear el sentido de su vida juntos.

El filme además de una historia atrapante, cuenta con una estructura interna que confirma la representación del paso del tiempo a través de letreros que indican los hechos que suceden cada día de la semana, aspecto que cobra debida importancia ya que el sábado es el festejo del aniversario. Y lo que la película muestra es cómo se modifica la vida de estas dos personas en una semana que comienza con la llegada de la noticia antes referida y que termina con el evento en el que re confirmarán su amor luego de tantos años.

Hay dos tópicos que 45 años pone en escena, y más allá de la construcción de este paso inevitable del tiempo cronológico, el filme se atreve a narrar el costado más íntimo de la vida en pareja. Por un lado está la que quizá sea una de las escenas más conmovedoras del filme, aquella en la cuál Kate y Geoff tienen sexo; pero por el otro está la charla en la que Kate se arrepiente de no haberse tomado el tiempo de sacarse fotos y guardar en instantáneas pequeños pedacitos de todo lo vivido hasta el momento. Por ejemplo, los arreglos de la primera casa en la que vivieron juntos, el rostro de su padre, su primera cachorra o un retrato de ellos mismos. Pareciera que la materialidad inexistente del pasado cobra el peso de un vacío que no pueden llenar con nada, excepto la memoria cada vez más frágil.

A su vez uno de los puntos más interesantes de la película es cómo la presencia incorpórea de una tercera en discordia logra perturbar la solidez de este matrimonio. Situación que el filme aprovecha para abrir el juego al espectador invitándolo a participar del descubrimiento de un secreto que cambiará para siempre los sentimientos de Kate. El triángulo es perfecto, y con una punta invisible pero fuertemente anclada en el relato, la historia toma ribetes cada vez más intensos, hasta el punto de hacer insoportable ese paso del tiempo inevitable que marcan los intertítulos. Entonces el tiempo pasa, y con él, se amplifica el desgarro emocional de Kate que se ve reflejado en un rostro que no puede mentir. Sin embargo, le propone a su marido, olvidar todo y continuar, al menos hasta el viernes. Lo que sucede el sábado forma parte del final del filme y por ese motivo aquí no haré referencia a su develamiento, lo mismo que el secreto y la noticia que llega el lunes.

Con un actuación magnifica por parte de Charlotte Rampling, 45 años es un filme cautivante que invita a la reflexión sobre el paso del tiempo y el coraje de aprender a perdonar y seguir adelante, sobre todo luego de una vida entera al lado de otra persona. Sin embargo el interrogante queda abierto acerca de si Kate podrá o no superar el ocultamiento y volver a un estado cero de la pareja.

Por Paula Caffaro
@paula_caffaro