35 Rhums

Crítica de María Victoria Vázquez - El Espectador Avezado

La celebrada directora Claire Denis vuelve esta vez con una obra sobre el amor, la soledad, las transiciones en la vida. Esta película estrena en la sala Lugones del C.C. Gral. San Martín, y en el Sunstar de San Isidro.

Lionel (Alex Descas) y Josephine (Mati Diop) son padre e hija. Viven solos en un departamento, en un edificio en los suburbios de Paris. El amor, el cuidado que se tienen mutuamente, es manifestado por Denis desde las primeras escenas. Sin parlamentos innecesarios, sólo basta verlos mirarse, preocuparse cada uno por el otro, para saberlo. Se observa también en el cuidado de la casa, que Josephine, a pesar de ser estudiante y trabajar, mantiene impecable para su familia.
En el mismo edificio, viven otras personas, todas solas, que se acercan a ellos, casi esperando recibir como por contagio algo del amor que abunda en esa casa. Gabrielle (Nicole Dogué), la taxista que se considera parte de la familia, y que espera hace años que Lionel sienta algo más hacia ella, y Noé (Grégoire Colin), un muchacho que viaja mucho, y deja a cargo de sus vecinos a su gato cada vez que sale. El vivó en ese lugar con sus padres, ya fallecidos, y se resiste a cambiar, a pintar el departamento, a vender los muebles. Está aferrado a sus afectos pasados, y es evidente que está enamorado de Josephine.
Denis trabaja mucho los aspectos estéticos y visuales del film, y los acompaña con una muy interesante banda de sonido. Hay en particular una escena en un bar, en la que se vislumbra de forma clarísima la red de afectos que se teje entre los cuatro personajes principales del relato. Y sólo lo hace mediante el baile, los gestos, y las miradas de los actores.
Lionel es empleado de la red de trenes y subtes parisina. Allí trabaja como maquinista, y cada vez está más cerca de la edad de la jubilación. Si bien él se mantiene aparentemente bien, es a través de la historia de un compañero que se jubila que Denis nos muestra las angustias que surgen en ese momento de la vida, si no se tiene algo más que le dé sentido.
A pesar de ser una película sobre historias personales, también está atravesada por referencias a problemáticas sociales actuales, como el debate en la facultad sobre la deuda externa de los países del sur (es una universidad para franco-africanos, así que la problemática es más sentida, ya que se refiere a los propios países de origen de sus comunidades), o el cierre de la carrera de Antropología de la universidad.
Un film interesante, que aporta una mirada diferente a la de otras películas más masivas. Una película que requiere a un espectador atento y voluntario a interpretar lo que se muestra. Celebración de la vida en las pequeñas cosas, en especial de esas que pasan una única vez, y que merecen ese brindis de leyenda (existente o inventada) con 35 vasos de ron.