12 horas para sobrevivir: El año de la elección

Crítica de Iván San Martín - Cinergia

Maldita noche

En 2013 se estrenaba La noche de la expiación (The Purge). Aquella película contaba un Estados Unidos alternativo donde bajo un régimen totalitario sus políticos deciden crear “La Purga”, la cual consiste en que cada año durante 12 horas hay vía libre para cometer cualquier delito, incluso el asesinato. Con un presupuesto de 3 millones de dólares logró recaudar cerca de 90 millones y por supuesto tuvo su secuela 12 horas para sobrevivir (The Purge 2 Anarchy, 2014) que costó 9 millones y recaudó 111 millones, ante tamaño crecimiento era obvio que tendría una tercera parte.
En 12 horas para sobrevivir: El año de la elección, dos años después de lo sucedido en la anterior, Leo Barnes (Frank Grillo) ahora se desempeña como encargado de seguridad de la senadora Charlene Roan (Elizabeth Mitchell) quien se postula como candidata a presidente y su principal promesa de campaña es eliminar “La purga” ya que favorece a los más ricos, disminuyendo la cantidad de pobres y explotando esas zonas en grandes negocios inmobiliarios.Pero además tiene un trauma con una purga de hace varios años. Cuando el operativo de seguridad se vea vulnerado, Leo deberá llevar a la candidata a un lugar seguro, pero será imposible cuando no sólo están siendo buscados sino que miles de personas en las calles están dispuestas a asesinar a cualquiera.
Mucho se le reclamó a la primera que no mostraba la purga en las calles, la segunda cumplió con esto pero no dejó conforme a algunos que pidieron más, en esta se muestra la crueldad y el salvajismo de las calles de Washington y esa búsqueda de ser más espectacular e impactante le juega un poco en contra.
Otro de los puntos más flojos es que los personajes son bastante cliché, esto se hace aún más evidente en dos de ellos: Joe Dixon (Mykelti Williamson), dueño de un pequeño mercado que debido al excesivo aumento se quedó sin seguro que proteja su tienda; y Marcos (Joseph Julian Soria) su joven empleado mexicano nacionalizado estadounidense que cada vez que puede intenta comparar la desenfrenada ola de violencia de la purga con Ciudad Juárez.
James DeMonaco, director y escritor de las antecesoras también lo hace en esta y aprovecha a su favor y el de la película, el contexto político actual de la política de USA (ascenso de Trump) y que uno llega a comprar todo lo que ofrece, que es una historia interesante, una entretenida dosis de acción y algo de terror.