Operación Skyfall

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

La última entrega en la saga de James Bond es probablemente la mejor de la nueva era cinematográfica del famoso espía inglés (a partir de GoldenEye) en lo que refiere a una construcción de guión y desarrollo de personajes, sobretodo de su villano.
Es por eso que el director Sam Mendes debe agradecer a Christopher Nolan, de hecho ya ha declarado en entrevistas que The Dark Knight fue su fuente de inspiración para crear el mundo de Skyfall y eso se puede apreciar a simple vista.
El personaje creado por Ian Fleming en 1953 regresa al cine por tercera vez en la piel de Daniel Craig, amado por unos y odiado por otros. Es ahí donde radicará si a los puristas del 007 les gustará la película o no, o sea, los que no disfrutaron las entregas anteriores tampoco lo harán con esta.
Asimismo es una gran propuesta para disfrutar en la pantalla grande para cualquier tipo de espectador, sobretodo de aquel que sabe tomar este tipo de películas como son y no buscar verosimilitud en escenas de mucha acción donde miles de balas son disparadas y el héroe no solo sale ileso sino que también tiene tiempo para seducir a la chica Bond de turno.
Hay grandes secuencias y la producción es realmente impresionante, todo enmarcado por una soberbia fotografía que no solo captura explosiones y persecuciones de autos sino que también a los actores en una labor destacable. Por ello el trabajo de Mendes con el reparto es realmente para aplaudir porque si bien Craig vuelve a interpretar al mismo personaje en esta oportunidad logra darle más profundidad y en un par de escenas con Judi Dench crea un ambiente espléndido.
Por esa misma senda el personaje de M llega a su máximo esplendor, y hay que hacer una mención aparte para el trabajo de Javier Barden quien logra robarse la película por momentos.
Para completar las dos horas y cuarenta minutos que dura el film el amante de Bond se va a encontrar con todos los elementos clásicos del personaje (más que en las dos anteriores) incluso el mismo Aston Martin DB5 que manejó en Goldfigner.
007 invade las pantallas por vez número 23 y ese es motivo más que suficiente para que cualquier cinéfilo festeje, más aún cuando al finalizar se leen las clásicas palabras: “James Bond will return”.