Zonda: folclore argentino

Crítica de Samantha Schuster - Toma 5

Resulta extraño pensar en ver una película que tenga como eje principal la música. La nueva película de Carlos Saura (“Tango”, “Fados” y “Flamenco”), “Zonda, folclore argentino” toma al folclore como hilo conductor, sin contar ninguna historia en particular.

Es así como repasa distintos ritmos: malambo, chacarera doble, vidalas, chamamé, con algunas personalidades conocidas, como Soledad Pastorutti, el Chaqueño Palavecino, Lito Vitale o Jairo, y otros no tanto, a quienes podemos ver cantando y bailando, según su especialidad.

En los distintos cuadros podemos ver producciones diversas, algunas más simples y otras con mayor dedicación. Y probablemente algunos ritmos gusten más que otros.

Es una propuesta muy arriesgada, ya que subrayamos nuevamente que no se cuenta ninguna historia entrelazada con los distintos ritmos musicales, pero la música siempre genera algo. Y en esta oportunidad nos provoca alegría, tristeza o emoción, según el ritmo que transitemos.

También hay lugar para el homenaje, como el de Mercedes Sosa o Atahualpa Yupanqui, dos grandes personalidades, cuya música pone la piel de gallina. Y es allí donde “Zonda, folclore argentino” provoca muchas emociones en el espectador, entre ellas las ganas de bailar y cantar. No es una película como cualquier otra y no puede pasar inadvertida.

Independientemente del gusto musical o del conocimiento del folclore que tenga cada uno, “Zonda, folclore argentino” representa parte de nuestra cultura y nuestra historia, y cualquier persona que la vea la debe tomar de esta manera y dejarse llevar por la emoción de la música.

A pesar de no ser una película a la cual estamos acostumbrados ver, con una historia, personajes, conflicto, desenlace, “Zonda, folclore argentino” es una propuesta original y amena sobre un ritmo musical no tan difundido.

Samantha Schuster