Zombieland: tiro de gracia

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Me pasa que cuando estamos viendo en el cable y pasan "Zombieland" (2009), siempre les digo a mis chicos "haganme feliz: vayan y disfruten de esa peli". Mis hijos me miran (adolescentes), se levantan y se van a ver sus videos de youtube, sin hacer caso a mi sabio consejo. Indudablemente, por mucho que me gusta este clásico de culto, no logro sonar convincente para que la vean y disfruten. Pero debo decirles que esa peli fue un hit global (superó los 100 millones de dólares y costó un cuarto de esa cifra) en su tiempo y que su premisa era clásica pero fresca, por la calidad de sus intérpretes y la ferocidad de sus escenas de acción.
Creo que el tema "zombie" tiene (y los sociólogos se harán un festín con esto) es convocante incluso a distintas edades. Hay gancho ahí. En ese universo, donde todos debaten el por qué hay tanto espacio para jugar en este escenario y por qué mueve tanto el amperímetro de las audiencias, debo decir que hay entusiasmo en mi corazón para "Zombieland: double tap".
Quizás no sea novedosa, pero... ofrece entretenimiento en estado puro, como se dice habitualmente.
Para los que no recuerdan de donde partimos, bueno... no hay mucho que explicar... Ya sabemos, un día se termina el mundo que conocemos y los zombies se vuelven reyes de las calles y ciudades.
En esa vuelta y en la peli que da inicio a la trama, cuatro sobrevivientes se van encontrando en ese camino de supervivencia y van armando una especie de "familia ensamblada" en la cual, se cuidan, se divierten y por sobre todas las cosas, plantean un humor corrosivo distinto, con tintes políticos y sociales interesantes mientras masacran zombies a mansalva y se vinculan como pueden con aquellos humanos que van quedando en pie dentro de lo caótico de la situación.
Desde allí salimos y nos reencontramos diez años después, paseando por la destruída América... y llegando hasta la misma Casa Blanca, que demás está decir, ya no luce como en sus tiempos de gloria. Esa es la primer escala del tour que hará la "famiglia". Ya sabemos, están todos de vuelta: Columbus (Jesse Eisenberg), Tallahassee (Woody Harrelson), Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin), todos cargados de premios y primeras figuras en cuanta cinta se presente.
Instalados ahí, los chicos y chicas harán gala de una adecuada veta de humor político y nos mostrarán como la vida de aislamiento, no es buena en ningún lugar.
Esto hace que Wichita, tenga sus rollos con Columbus, y se enoje y decida tomar algo así como un rumbo distinto (miren todo lo que puede lograr una propuesta matrimonial). Pero esta cuestión comenzará a complicarse un poco más cuando se sume a la lista de fugadas, Little Rock , quien se buscará un novio hippie, Berkeley (Avan Jogia) y a quienes habrá que rescatar. O algo así.
También se sumará al cast la simpatiquísima y delirante Zoey Deutch como Madison, chica que suma al interés romántico de Columbus pero sabemos que está para aportar desorden, humor físico y algunas sonrisas, su aporte habitual en cualquier tipo de película. Incluso en aquellas cuyo universo representa muerte, desolación y fugas.
La historia mutará en una road movie (otra vez) que terminará en la patria de Elvis, donde aparecerán nuevos personajes (breves pero interesantes) y un final de historia más abierto y punzante que el anterior.
"Zombieland: double tap" tiene algunos puntos a favor y otros en los que no aporta demasiada novedad.
Primero, los intérpretes han crecido mucho profesionalmente y se nota. Hay un aire de cinismo y humor negro, letal. Ruben Feischler ("Venom" como referencia directa), dirige su secuela (fue el responsable de la primera) con el desparpajo esperado, el guión es de un trío que está en alza en Hollywood (Dave Callaham que le pone el gancho a "Wonder Woman 1984", para que se den una idea; Rhett Resse y Paul Wernick - Deadpool, ejem!) y los aspectos técnicos son lo esperable en este tipo de propuestas.
Léase, están muy bien. Uno piensa el nivel que las series de zombies han logrado en este último tiempo y es muy díficil ofrecer algo por debajo del estandar. "Zombieland: double tap" está muy cuidada y los productores saben que ofrecer. Es física cuando tiene que serlo y ácida e irónica cuando el ritmo se detiene.
Sí, (y es justo decirlo), ese mix que intenta contener varios géneros (acción, romance, humor negro), a veces sale bien, y otras no tanto. El pasaje de escena es medio abrupto a veces y hay un clima de..."esto es así y no hay demasiado en las transiciones para discutir", que impregna el film de principio a fin. Daría la impresión de que es ese tipo de películas donde el cast la pasa súper bien y esa atmósfera se traslada a la audiencia.
Sin embargo, nos dicen las notas de la prensa especializada que los intérpretes no se llevan tan bien como creemos y que el rodaje fue ajustado pero que a pesar de eso, pudieron presevar el estilo amistoso de la propuesta.
Ese aire caótico (no por algo dos de los guionistas escribieron Deadpool) atraviesa "Zombieland: tiro de gracia" y establece un marco simple que invita, a que te encante la cinta, o no te interese para nada.
Digamos, si te movió la original o estás ávido por historias irregulares pero plagadas de humor negro y violencia, esta es tu peli para el finde, sin dudas. A veces no hay que explicar tanto de que va una propuestas cuando de zombie hablamos, pero sí contar que hay un espacio para el entretenimiento sólido, como es este caso.
Podemos aceptar las críticas de los puristas (a los que no les gustó esta secuela o la ven innecesaria), pero nunca uno puede renunciar a pasar un rato de buena diversión en salas. Sea o no franquicia. Haya o no zombies. Y eso, señores, ofrece "Zombieland: double tap" con todas las letras. Tenemos una película inestable, inflamable, inconsistente quizás, pero divertida a tope y eso es todo lo que importa para el público, en muchos casos.