Voces doradas

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Esta comedia dramática israelí-rusa nos premia con el poder de una gran actuación en pantalla, en fantástico dúo interpretativo, realizado por los veteranos Mariya Belkina y Vladimir Friedman. Conmovedora y profundamente humanista, nos cuenta una historia de dislocación física y espiritual, en donde la soledad y la necesidad de comunicación son dos polos encontrados. El coguionista y director israelí Evgeny Ruman ambienta la historia en la Israel de 1990, tras el colapso de la Unión Soviética. Dos actores de doblaje a la deriva fracasan en afianzar sus habilidades, pero serán la capacidad de inventiva y tenacidad las herramientas más poderosas como engranajes de un relato que discurrirá por los caminos de la piratería de video y la industria del sexo telefónico. Ingeniosa y divertida, tan tristemente verdadera como honesta, “Golden Voices” retrata la etapa de maduración camino hacia la mediana edad, en consonancia con el dolor que acarrea el desplazamiento cultural. La confusión y las heridas a flor de piel no priva a sus caracteres de encontrar un último gramo de esperanza. Sin recurrir a la solemnidad, inclusive en sus trances más oscuros, y poseyendo un sentido de ligereza vital para hablar acerca del destino, sabe colocar ante nuestra atenta mirada guiños cinéfilos para el absoluto deleite.