Voces doradas

Crítica de Bruno Calabrese - Solo fui al cine

Pero si hay algo que destaca a Voces Doradas es la dupla protagonista, junto con los simpáticos personajes secundarios que se entrecruzan en la adaptación de ellos. Sobre todo, Maria Belkin como Raya, representando a un personaje que no está contenta con ser una jugadora de apoyo en su propia vida, tratando de encontrar un nuevo rumbo a su vida, incluso llegando a simpatizar con uno de sus clientes telefónicos que anhela conocerla. Mientras que Vladimir Friedman le sigue en la misma sintonía como Víctor, un hombre cuya imagen de sí mismo se ha hecho añicos y no está acostumbrado a no tener el control de su destino. Ambos le aportan frescura a una película que combina comedia de enredos con un relato humanista de la temática migrante y ciertos toques fellinescos.