Visiones

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Visiones" es la ópera prima de Juan de Francesco, conocido en el medio por sus trabajos como productor al servicio de reconocidos cineastas como Juan José Jusid y Alberto Lecchi.
Apostando a una columna vertebral nutrida con actores que provienen del teatro, principalmente, de Francesco elige presentarnos una historia simple pero de discurso cíclico, alternando la temporalidad y bosquejando un relato previsible sobre la suerte de una pareja de estafadores que entran en crisis después de un largo camino juntos.
Roxana Randón es Marta, la adivina que, en las calles de la Boca, engaña a la gente haciendole creer que tiene poderes parapsíquicos para leer el destino. Esteban, (Adrian Ero), un chico que conoce en ese lugar, por azar se vuelve su compañero de supervivencia.
Los dos, inician una sociedad que se extiende en el tiempo hasta llegar a un momento de quiebre, en el que todas las fichas se pondrán en juego. Es importante que sepamos que Marta, nunca tuvo visiones. En general, es una torpe embustera. Sin embargo, en un recorte de su realidad exacto (cuando una chica le pide ayuda y ella descubre que algo anda mal) comenzará a experimentar flashes que la llevarán a anticipar y vivir situaciones muy peligrosas.
Tanto, que si que si no logra decodificar conductas y modificarlas sobre la marcha, puede perder algo más que un buen negocio... El guión de Nicolás Cisco atrae. Si bien su fórmula puede parecer repetitiva, lo cierto es que la construcción detectivesca que va generando Marta cada vez que logra tener visiones, tiene su interés. La película está bien actuada y tiene un par de vueltas de tuerca más que interesantes.
El debate que se pone en juego, el de la posibilidad de alterar el destino, si bien es conocido y ya ha sido tratado en muchas oportunidades en el cine internacional, ha tenido pocos exponentes locales efectivos. Lo cierto es que "Visiones" es una mezcla de film de género y drama a la "argentina".
Y está bien hecha. No descolla, pero ofrece una historia singular acerca de los móviles internos que atraviesan a la gente a la hora de tomar decisiones. Y se guarda para el final alguna reflexión moral quizás innecesaria, sobre las responsabilidades a la hora de decidir sobre los demás. Buen debut para De Francesco.