Visages Villages

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Esto no es un documental

Agnes Varda siempre regresa. La realizadora francesa, directora pionera, amiga y colega de Jean-Luc Godard, esposa del fallecido realizador Jacques Demy, responsable de films como Lola (1961) y Los Paraguas de Cherburgo (Les Parapluies de Cherbourg, 1964), continúa en Visages Villages (2017), film ganador del Ojo de Oro, el premio más importante al mejor documental en la última edición del Festival de Cine de Cannes, también nominado al Premio Oscar de la Academia de Hollywood a Mejor Documental, con una de sus grandes pasiones, la combinación del documental con el arte.

Aquí Varda inicia una colaboración con el fotógrafo y artista francés JR, quien también tiene una exitosa carrera en el cine documental y en el arte callejero, para crear al igual que en Los Espigadores y La Espigadora (Les Glaneurs et la Glaneuse, 2000) un film caleidoscópico sobre la idiosincrasia francesa a través del contacto con personajes significativos en los lugares que ambos artistas recorren en la camioneta cámara del fotógrafo.

Juntos, Varda y JR recorren así distintas ciudades de Francia en la camioneta dispositivo cámara del último para retratar a los personajes que encuentran, tal vez azarosamente, imprimir las imágenes automáticamente desde una ranura al costado a través de los dispositivos técnicos en el interior de la camioneta, con una función similar a la de las cabinas fotográficas instantáneas pero imprimiendo imágenes de mayor tamaño en blanco y negro que después son pegadas en casas de barrios mineros, fabricas, contenedores de puerto, casas abandonadas, esquinas de pueblos, vagones de tren y tanques de agua.

La idea del proyecto es producir un efecto artístico, una performance que indague e influya en la identidad de los trabajadores y los ciudadanos de forma radical, fundiendo el arte con la vida, gesto vital y manifiesto filosófico de las vanguardias artísticas y de la mayoría de los proyectos artísticos y cinematográficos de carácter revolucionario del Siglo XX.

El trabajo con la imagen es producto de las intervenciones en colaboración de JR y Varda pero también participaron en la cinematografía Roberto De Angelis, Claire Duguet, Julia Fabry, Nicolas Guicheteau, Romain Le Bonniec, Raphaël Minnesota, Valentin Vignet, ayudantes de JR, quien trabaja en equipo tanto en sus performances como en sus documentales/intervenciones. La película también cuenta con la música intimista del cantautor francés Matthieu Chedid, conocido en Francia como M, quien crea alegres y melancólicas melodías de guitarra y piano de acompañan a los artistas en su camino por el país galo.

Pero Visages Villages no es un documental sino una intrusión del arte en la vida, un registro de la relación de dos artistas de generaciones diferentes que se encuentran indefectiblemente para transformar sus búsquedas artísticas en una indagación sobre el presente de ambos y sobre sus sueños. A su vez, estos sueños se combinan con las vidas que la película toca a través de las impresiones que Varda y JR pegan y crean para transformar los lugares y las vidas de estas personas que de pronto ven el arte como algo cercano que inunda su realidad.

Una vez más el arte y la vida se cruzan, esta vez a partir de una combinación de arte callejero con arte cinematográfico y arte fotográfico para crear una intervención que logra transformar los paisajes de los pueblos del interior de Francia y la relaciones de sus habitantes con esos pueblos, pero también de las fábricas y de los trabajadores, de Varda con su carrera cinematográfica, con la Nouvelle Vague y sus recuerdos, y de JR con las expresiones artísticas que lo preceden. Visages Villages, “rostros pueblos”, es una visión sobre las posibilidades del arte que se funden con el presente de los artistas cuando se adentran en un paisaje inexistente, que solo ellos pueden ver, crear y propagar hacia el futuro.