Vino para robar

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Las películas con ladrones y robos tienen un encanto único. Resulta irresistible empatizar con antihéroes capaces de las hazañas más arriesgadas para hacerse con un botín.

El cine nacional supo dar obras maestras con criminales de guante blanco. Desde El Jefe, de 1958, hasta Nueve Reinas, pasando por Los Chantas y Tiempo de Revancha, hay exponentes con identidad propia, que nada tienen que envidiarle a las gemas provenientes de Hollywood y Europa.

Justamente el estilo de Vino para Robar tiene más que ver con el de aquellas películas extranjeras, pero así y todo posee una identidad propia.

Sebastián (Daniel Hendler) se dedica a apoderarse de objetos valiosos. Pero pronto descubrirá que tiene una astuta competidora: Natalia (Valeria Bertucceli). Cuando viaja a la provincia de Mendoza para vengarse de ella por un robo en el que quedó mal parado, Sebastián es atrapado por Basile (Juan Leyrado), un empresario con actitudes mafiosas, quien les da tres días a él y a Natalia para que le consigan un auténtico tesoro: una botella de Malbec de Burdeos del siglo XIX, guardada en la bóveda de un banco. Durante la planeación del robo, en donde nada puede salir mal, la inesperada pareja aprenderá a conocerse y a sentir algo más que admiración mutua...