Viejos

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Otra que la isla bonita

De M. Night Shyamalan, el director de “Sexto sentido”, la película transcurre en una misteriosa playa.

Con M. Night Shyamalan tengo sentimientos encontrados. Me encantan y defiendo Sexto sentido, El protegido, Fragmentado y Los huéspedes, no entiendo cómo hizo El fin de los tiempos y Después de la Tierra.

Cuando leí que Viejos la había producido él mismo, me ilusioné. Recordé que Los huéspedes, de bajísimo presupuesto (¡5 millones de dólares!), la hizo después de superproducciones y en la que sólo apostaba al ingenio de la trama, sin un super elenco ni costos desproporcionados, era casi redondita.

No diría que me froté las manos, pero me dispuse a ver Viejos, sí, con ganas.

Bueno.

No entiendo por qué el afiche ya revela algo importante en la trama, por lo que cuando se entra al cine ya no habrá tal sorpresa. Ni que la novela gráfica en la que se basa fuera super popular.

Gael García Bernal, el padre de la familia en la playa. Foto UIP
Gael García Bernal, el padre de la familia en la playa. Foto UIP

Igual, como toda película de Shyamalan, tiene cómo engancharnos y hacia el final hay como un gambito de dama. Allí explica lo que parecía inexplicable. O casi.

La trama
Gael García Bernal es el pater familiae que llega a un resort en una isla que su esposa (Vicky Krieps, de El hilo fantasma) contrató online. Están con sus dos hijos, pequeños Trent (Nolan River), de 6 años, y Maddox (Alexa Swinton), de 11. La pareja no está pasando por un buen momento, la ruptura es más que una salida, aunque se lleven bien, se note que hubo amor y el fin de semana de vacaciones servirá, sin que los hijos se enteren, como una despedida.

El gerente del hotel les tiene reservada una sorpresa. Hay una playa, algo alejada del resort, del otro lado de la isla, que es como un paraíso, les dice. También les comenta que sólo a ellos los invita a pasar allí el día, porque le cayeron bárbaro, y que un chofer los llevará hasta ahí. El que maneja es M. Night Shyamalan, que siempre se reserva un cameo o algo más en las películas que dirige. No lo hace para ahorrarse un cachet.

No.

Pero, y siempre hay un pero, a la familia se suma otra (una pareja, una niña pequeña y la abuelita) en el minibús. Con alguna excusa, el conductor no los acompaña hasta la playa misma, a la que llegan, cargados de comida, atravesando una suerte de cueva de rocas. Al llegar a la playa, espectacular, hay otro hombre. Y luego se sumará otra pareja.

Y, de a poco, las cosas se empezarán a salir de cauce.

No voy a develar aquí qué es lo que sucede en la playa de la isla bonita.

Vicky Krieps ("El hilo fantasma"), la esposa de Gael. Foto UIP
Vicky Krieps ("El hilo fantasma"), la esposa de Gael. Foto UIP

Sólo que ocurren una suerte de eventos desafortunados, que cuestionan toda lógica, física y anatómicamente hablando, y que, aparentemente, ninguno de ellos puede salir de la playa.

Shyamalan sólo gastó dinero en los efectos visuales, ya que el hotel donde rodó en República Dominicana existe, y la playa, también.

Hay películas en las que algunos elementos pueden resultarle a algunos espectadores una tontería. Algunas de Shyamalan los tienen -ninguna de las cuatro que mencioné al principio- y Viejos trata de hacer equilibrio, balanceando frases explicativas con efectos logrados.

En fin, que Viejos va a seguir separando a los que aman y odian al director. Y a otros nos dejará con gusto a poco, pero siempre confiando en que ya vendrá una mejor. Y cada tanto, le sale una.