Vermelho Russo

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

El teatro, la vida y las emociones

Basada en los diarios de viaje de la actriz Martha Nowill, quien participó en el guión del film y también lo protagonizó, interpretándose a sí misma en un cruce entre documental y ficción, Vermelho Russo (2016) es una obra sobre los encuentros culturales y la esencia del teatro en el país de Antón Chéjov a través de las experiencias de dos actrices brasileñas en un curso de actuación.

Martha y María, dos amigas unidas por su profesión, viajan desde Brasil a Rusia para realizar un curso de actuación con el riguroso sistema Stanislavski en un conocido teatro escuela de Moscú, otrora un taller de reparación de ferrocarriles. En medio del gélido invierno de la capital rusa las actrices buscan aprender el influyente método del talentoso director en la ciudad que formó a algunos de los mejores intérpretes de la historia mientras ponen a prueba su amistad, se exponen a las experiencias amorosas de la bohemia teatral y se maravillan por el metro de Moscú, un verdadero palacio subterráneo construido durante los años del comunismo.

El segundo largometraje del realizador brasileño Charly Braun, responsable del film Por el Camino (2010), reconstruye el viaje de Martha Nowill con la propia actriz a modo de documental apócrifo para indagar en la relación de la mujer con la extrañeza de un país y una cultura que la maravillaron. Protagonizada también por María Manoella, la popular actriz portuguesa Soraia Chaves y Esteban Feune de Colombi (actor, periodista y escritor argentino), Vermelho Russo obtiene actuaciones extraordinarias de un elenco maravilloso que se deja llevar por la vitalidad del teatro en un aprendizaje sobre la entrega al personaje y la obra, la apropiación de las sensaciones, el procesamiento de la memoria afectiva y el descubrimiento del sentido social, político y artístico del texto trabajado, características de la técnica propuesta por el actor y director teatral ruso Konstantín Stanislavski, fundador del Teatro de Arte de Moscú.

Con una buena construcción narrativa que se apoya en las expresivas y atribuladas actuaciones y la precisa labor de fotografía de Alexandre Samori, Vermelho Russo crea un relato sobre la confluencia entre el teatro y el cine a través de la actuación, sus similitudes y diferencias y los desafíos que ambos imponen en las técnicas actorales y en la construcción de los personajes, pero sin descuidar, o más haciendo hincapié, en las cicatrices que los personajes dejan en los actores que los interpretan.

Braun compone de esta forma una obra sobre la adaptación de dos mujeres latinoamericanas a un entorno verdaderamente extraño, con un idioma radicalmente diferente y complejo, pero con similitudes culturales que les permiten acercarse hacia las contradicciones de la colosal, incomprensible y majestuosa Rusia desde su propia idiosincrasia brasileña. Así ambas actrices realizan su camino en la actuación en intensas clases, redescubren su amistad tensándola hasta sus límites y se abren a sí mismas y los demás gracias a un viaje que cambiará sus vidas.